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miércoles, 3 de julio de 2013

¡Hasta pronto, Don Jesús!

Ayer era un día señalado en el calendario. Jesús Navas iba a tener su acto de despedida. Se pudo seguir en riguroso directo por la radio del club y en diferido por la televisión del club.

La web oficial nos relata así el desarrollo del acto:

El propio periodista Félix Machuca fue el encargado de ensalzar la figura del de Los Palacios a través de un artículo que escribió tras conocerse la marcha de Jesús Navas al fútbol inglés. “Es un artículo que no hice con la cabeza, sino con el corazón”, afirmó Machuca en la ciudad deportiva, palabras tras las que leyó, con cadencia, una magnífica columna que decía así:

“Mi tristeza no es porque se nos haya ido un jugador excelente, maravilloso. Me aflijo porque se va lejos de Nervión un jugador que, cuando besaba el escudo, lo hacía como lo hace ese hijo tuyo que llevas de la mano a Nervión y le inoculas la bendita enfermedad de la palangana. Solo los niños y los jugadores como Navas besan nuestro escudo de verdad. Como se besa a la primera novia. Como se besan las manos gubiadas de la imagen de tu devoción. Un beso es una muestra de amor y respeto que no pueden devaluar los que besan en falso, como Judas entre los olivos de aquella noche evangélica. Un beso es la plasmación sincera, emocionada e intensa de un sentimiento. Y Jesús Navas, como tu hijo cuando lo llevas al Pizjuán, sabe besar el escudo de verdad. No es mentira que otros también lo besan. Pero de forma profesional. Muy profesional. Esperando quizás la algarabía de una grada loca por entregarse a un nuevo ídolo... falso. O buscando la foto fácil que, al día siguiente, los periódicos y las televisiones pasearán por peñas, casinos, bares y clubes de fans dando una imagen incierta de lo que es la militancia. Entre compromiso y publicidad hay una enorme diferencia que suele delatar los sentimientos.

El fútbol español se ha arruinado, se ha vuelto pobre. Y vemos cómo despoja a nuestras canteras y a nuestros equipos la Europa rica. Antes, ojo, nosotros pertenecimos a ese club de potentados que despojaban los potreros argentinos y brasileros, para traernos, a buen precio, joyas como Baptista, Alves, Adriano, Renato. El mundo da muchas vueltas. Y lo que hoy está arriba, mañana se puede arrastrar por el piso del zaguán de una iglesia pidiendo limosnas para comer. Así está nuestro fútbol. Atacado por la miseria. Comido por la ruina. Con muchos clubes de primera y de segunda en situación preconcursal. Vivíamos en palacios con grifos de oro y ahora lo hacemos arrojados al arroyo de los desheredados. El Sevilla es uno de esos equipos. Como tantos otros de nuestra liga de las estrellas... fugaces. Una de esas estrellas, quizás la más luminosa para el sevillismo, sin dudas la más invocada por los nuestros en las noches donde nos hacía falta que la magia se vistiera de blanco, se ha tenido que ir a trabajar a Inglaterra. Otro joven más que se va lejos de la plaza de su pueblo para solucionar su vida y arreglar, en buena medida, la de su casa. Jesús ha sido despojado de lo que más amaba: el equipo donde aprendió a regatear a los charcos y que, en tiempos de bonanza, compró para él solo todos los terrenos de las bandas derechas de los campos de fútbol españoles, europeos y mundiales. Se hizo terrateniente. Dueño de una pampa futbolera que iba de portería a portería en cualquier campo. Tanta grandeza no le hizo olvidar sus orígenes y siguió respetando como muy pocos al escudo. Tan de verdad que parecía besar los pies del niño de quien tomó su nombre. No se ha ido solo un enorme jugador. Se ha marchado un sevillista de corazón.

Otros antes que él también se marcharon. El mismo Palop que merece que hagamos en una portería del Pizjuán un altar a su memoria como en Roma se levantaban altares a los cónsules vencedores. Se marcharon todos los que nos hicieron grandes, confiados y felices. Pero la marcha de Navas a mí, personalmente, me ha afligido de manera especial. Quizás porque él sí nació en el Sevilla. El Sevilla de las muchas horas en los campos menores, en la polvarea de las sub divisiones, en el espejo ilusionante de la cantera. Navas es cien por cien producto nacional sevillista. La bandera de un ejército autóctono que campó a sus anchas por el mundo cosechando trofeos y haciendo prisioneros encantados de su fútbol. Se marcha Navas por un buen puñado de euros. Más los que le perdona a su club de toda la vida. Despojado de Jesús echo mano del poeta para cantar con Hernández aquello de «aunque tú no estás, mis ojos de ti, de todo, están llenos». Te seguiré soñando en tu ausencia. Si yo tuviera que sustituirlo, primero aprendería a besar de verdad y, después, derramaría romero y juncia por la banda por la que Navas ensanchó los caminos del Sevilla. Ese amor de Jesús despojado...”.
 
Navas tomó la palabra:
 
El protagonista del acto de despedida, Jesús Navas tomó la palabra para mostrar su agradecimiento por esta iniciativa: “Bienvenidos a este acto tan importante y emotivo y al que acudo con agrado pero que a la vez es muy difícil para mí. Lo considero un hasta pronto porque no voy a renunciar nunca a mis orígenes. Mi casa siempre será el Sevilla FC. Con este equipo he alcanzado un montón de sueños. Muchos mas de los que imaginé cuando mi padre me llevaba en el coche para los entrenamientos”, ha comentado. Pero también ha querido Navas ser agradecido con todos aquellos que le han ayudado a llegar a lo máximo: “Luego llegaron esos 12 minutos de mi debut contra el Espanyol. Se lo agradezco especialmente a Caparrós por su trabajo y su confianza. Él me puso en el escaparate y me forjó como futbolista. Pero sería injusto también no nombrar a todos los entrenadores con los que me forjé. Hasta seis copas levantamos con este escudo y cantando: ´Sevilla, Sevilla, Sevilla´…. Por eso gracias a todos con los que compartí vestuario porque de todos guardo algo”.
En este sentido, un muy emocionado Jesús Navas no ha querido dejarse nada en el tintero, es por ello que su gran amigo Antonio Puerta también ha tenido un hueco en sus palabras: “Pero hay un homenaje del que no se fue nunca y que sigue siendo el alma de este equipo, el que nunca se olvida, el alma de este vestuario, Antonio Puerta. También quiero darles las gracias a la afición y a la gente. A todos los empleados, al presidente José María del Nido y al consejo de administración. Gracias por escucharme cuando lo pedí. También a mi familia, a mi abuelo Antonio que me verá desde el cielo y que siempre ha estado ahí y cómo no para mi mujer y mi chitquitín. Gracias por todo lo que he recibido. Yo también presumiré orgulloso de ver al Sevilla en el Sánchez Pizjuán”, ha concluido.
 
Una vez finalizado el acto, Navas ha atendido a SFC RADIO, donde ha puntualizado las palabras de su discurso: “Con esta afición me volveré a ver porque es increíble. La verdad que estos diez años y todo ha pasado muy rápido incluidos los títulos. Todo el apoyo que he recibido siempre ha sido magnífico y es para agradecerlo a todos”.
 
Como en el discurso, también tuvo palabras para la afición y para Antonio Puerta, dejando abierta la posibilidad del regreso: “Decirle a la afición que el Sevilla va a seguir adelante seguro, que van a estar ahí y que van a pelear por todo. Mi despedida es un hasta luego. Tengo esa ilusión de seguir creciendo pero esta es mi casa y tengo ganas de volver. Antonio Puerta es el que tiene que estar presente siempre. Él era el ejemplo de la fortaleza de un grupo”. 
 
Del Nido tomó la palabra:
 
Jesús Navas marcha del Sevilla FC pero con una cuenta pendiente. Así se lo recordó el presidente José María del Nido, que, como el resto del sevillismo, espera el regreso del futbolista a la que siempre será su casa para disputar 23 partidos más y convertirse en el hombre que más veces ha vestido la camiseta nervionense. Pero no sólo de ese reto habló el máximo mandatario nervionense, que recordó el crecimiento de este fenómeno futbolístico en la carretera de Utrera.

“El otro día –comenzó el presidente-, leyendo la prensa, vi que la próxima novela de Mario Vargas Llosa, que saldrá a la luz en septiembre, lleva por nombre El Héroe Discreto. Y de repente, se me vino a la mente Jesús Navas, nuestro héroe discreto. Desde que llegó con 15 años Jesús se ha dedicado a correr y darnos gloria, cogió una banda derecha que era una carretera convencional y la convirtió en una autopista de lujo.  Su velocidad nos llevó a éxitos jamás soñados, incluso se dio el lujo de marcar en una final para machacar al Atlético de Madrid y lograr su sexto título… Y todo lo hizo con discreción. Los titulares los dio en el campo, no en los micrófonos. En sus diez años en la primera plantilla Jesús no acaparó más protagonismo que el que tenía en el campo, que era arrebatador y poderoso. Así es Jesús, nuestro héroe discreto. Pero el camino de Jesús, y todos lo sabemos, no ha sido fácil. Cuando he dicho que a Jesús lo he disfrutado y sufrido como si fuera un hijo es porque he compartido con él muchos momentos difíciles en los que tuvo que ser valiente para superar sus fobias. Jesús entendió que para llegar a la cima había que despojarse del miedo. Y así lo hizo. De aquel chaval que no aguantaba las concentraciones de Isla Canela queda muy poco. Temporada tras temporada ha ido subiendo escalones, no sólo en el Sevilla, también en la selección. En 2010 nos sentimos más españoles que nunca por ver a uno de los nuestros jugando la final y contribuyendo por su santa banda a ganar el Mundial. Luego llegó la Eurocopa y después la Confederaciones y el penalti ante Italia… Hoy se nos va como el sevillista que más internacionalidades ha conseguido. Y los sevillistas, aun sabiendo que vestirá de azul y no de blanco y rojo lo seguimos sintiendo nuestro, porque siempre lo será”.
Éxitos que no hubiera conseguido sin ese trabajo diario que le ha hecho crecer como persona y como futbolista: “La Real Academia de la Lengua define el término superación con tres acepciones. Primera: Hecho de exceder un límite. Segunda: Vencimiento de un obstáculo o dificultad. Y tercera: Mejora de las propias cualidades o actividad. Las tres se pueden aplicar a los 172 menudos y torrenciales centímetros de Jesús Navas en su periplo como sevillista. Desde el partido 1 hasta el 393 ha pasado de ser una virtuosa promesa a una estrella del fútbol mundial, sorteando obstáculos tanto dentro como fuera del terreno de juego con esa plasticidad tan sencilla y tan imposible a la vez que nos ha robado el corazón. Muchos dijeron que Jesús nunca daría el salto, que su crecimiento se vería limitado… A los hechos de lo que ha logrado me remito, porque sólo él sabe cómo se ha ido superando año tras año”.

Pero llegó el momento del adiós. “Hoy es el día en que se nos parte el alma a los que sentimos en sevillista. Y para decirte adiós, Jesús, hemos elegido la ciudad deportiva, el sitio donde se forjó tu leyenda. Y hemos querido que, de forma simbólica, juegues tu último partido junto a ese amigo tuyo con el que aprendiste a correr la banda. Tú en la derecha y Antonio Puerta, que desde el tercer anillo te llora como todos nosotros, por la izquierda, como en vuestros comienzos en el Sevilla Atlético. Aquí, junto a muchos de tus ex compañeros canteranos y junto a cientos de jugadores de nuestros escalafones inferiores, te rendimos honores. Y, sobre todo, te ponemos como ejemplo, como referencia, como modelo a seguir para todos nuestros canteranos. A todos vosotros os digo que frente a ustedes tenéis el rostro del éxito y, lo más importante, la forma de obtenerlo, sintiendo el escudo que lleva en el pecho. Sentir el escudo, como decía Machuca en su artículo, de verdad. Muchos juegan con el escudo y por el escudo, pero muy pocos en este fútbol tan profesional lo sienten, pocos palpitan cuando se enfundan una camiseta. Tus besos a nuestro escudo, insisto en las bellas palabras de Machuca, fueron tan verdaderos como los éxitos inimaginables que lograste. Seis títulos, un Mundial, una Eurocopa… Contigo, Jesús, es imposible quedarnos con un momento, con un instante, porque todo en ti ha sido tan vertiginoso, tan rápido, que al final sólo nos queda tu sevillismo y la sensación de que hemos disfrutado durante una década de un genio único, tú, que como los grandes, tienes el duende que distingue a los fueras de serie”.

Un duende que se convierte en Rey. “Cuenta la leyenda que el origen del nombre de Los Palacios proviene de los tiempos de Pedro I, aquel que Sevilla nunca dejó, cuando mandó construir un palacio al lado de la La Atayuela para sus cacerías. Ese Palacio dio nombre al lugar, pero muerto Pedro no volvió a tener Rey. Desde entonces grandes personajes ilustres ha tenido ese pueblo lejano, como definió en sus letras de oro uno de sus grandes vecinos, Joaquín Murube… Pero, sin desmerecer a ninguno de ellos, quiso la historia que hasta el siglo XXI Los Palacios y Villafranca no tuviera de nuevo un Rey en sus calles. Y ese Rey no es sólo de Los Palacios, ese Rey es el Rey de todos los sevillistas. Y por eso hoy te rendimos lealtad para siempre, porque eres el último grande de un equipo inolvidable que bombeó gran parte de sus legendarias conquistas a través de tu prodigioso talento por la derecha. Te nos vas al exilio, pero tu trono no lo va a ocupar nadie. Aquí te vamos a esperar siempre, porque tus 393 partidos no se pueden quedar ahí. Estás a sólo 22 del récord de Pablo Blanco. Sólo te queda una cosa por hacer con el Sevilla FC, superar ese hito y ser el jugador que más veces se ha enfundado la camiseta del Sevilla FC”. 

Y culminó Del Nido: “Hoy, por tanto, los sevillistas nos negamos a decirte adiós. Esperamos tu triunfo en Inglaterra, pero sobre todo tu regreso para jugar esos 23 partidos y convertirte en el hombre de todas las marcas y registros pulverizados. Hoy te decimos adiós en la ciudad deportiva que te ha visto crecer y hacerte un gigante”, aunque recordó que aún el sevillismo podrá despedirse en el amistoso que el Manchester City jugará en Nervión “ante tu equipo, porque el Sevilla FC siempre será tu equipo. Como ha dicho bien tu padre, desde hoy te estamos esperando, Jesús”.
 
El último partido de Navas en la Ciudad Deportiva:
 
Sobre un original terreno de juego, el palaciego se situó en la derecha, dejando el extremo izquierdo para la estatua del mágico zurdo, quedando ambos mirando de frente a una portería
Cuando se marcha un hito en la historia del Club como es Jesús Navas, muy pocos son los protagonistas que quieren faltar a tan relevante evento. El calor de julio y la fecha vacacional no ha impedido que los amigos de Navas, muchos y buenos, no quisieran perderse esta despedida, o hasta pronto, porque está claro que el palaciego, allá donde juegue, llevará al Sevilla FC en su corazón y hará sentirse orgullosos a los aficionados nervionenses. Por otra parte, no faltarán sus visitas a la ciudad y al club de sus amores. Navas ha estado rodeado de los suyos y de lo que él mismo ha significado: el pasado, con los veteranos de la Entidad nervionense, el presente, con amigos y compañeros que le han acompañado en esta andadura futbolística como Reyes y el futuro, con una impresionante representación de la cantera sevillista.
Pero si por algo destacó el adiós de Navas fue por la escenografía del acto en el que se le despidió. Puerta, su estatua, por la izquierda, él por la derecha, y enfrente, todo sobre un campo de fútbol, la portería... Todo ello con el calor de múltiples y variadas personalidades del Sevillismo, como muchos de los integrantes del Consejo de Administración, con José María del Nido, su presidente, a la cabeza. Junto con él, ha acudido una importante representación del Consejo: Manuel Vizcaíno, Monchi, José Castro, Ramón Somalo, Piedad Parejo, José María Manzano, Enrique de la Cerda y José María del Nido Carrasco,  también han querido estar presentes en este emotivo acto. 
Jesús, poco dado por su carácter a ser el centro de atención no pudo menos que emocionarse al sentirse rodeado de los suyos. Entre familiares y amigos, unas cincuenta personas invitadas y que también han querido estar en un momento tan importante. Como no podía ser de otra forma, la escenificación del adiós de Navas ha estado presidido por sus títulos. A un lado, los seis obtenidos con el Sevilla FC. Al otro, la copa del Mundo y la Eurocopa obtenidos con la selección. Unos trofeos que no alcanzan para valorar el nivel humano y futbolístico de este jugador. 
 
 
Pero también entrenadores que le tuvieron a sus órdenes han pasado  por la ciudad deportiva, Manolo Jiménez y Antonio Álvarez  y también Pablo Blanco han hecho acto de presencia, así como una amplísima representación de la cantera. Se va un símbolo de la misma. Un espejo en el que deben mirarse los más pequeños y es por ello que el ídolo deja su legado para aquellos que quieran seguirle e imitarle. Todos los equipos con sus técnicos han estado presentes en esta despedida.
 
 
También los mayores, los que saben qué se siente pisando el césped del Sánchez Pizjuán y de los que un día Navas será integrante. Sabiduría, experiencia y ganas de que siga triunfando, Lora junto a otros históricos, como Manolo Cardo,  Rodri, Catalá o Gallego por nombrar algunos de los que han escrito con letras doradas la historia del Club. 
 
 
Pero si el sentimiento ha estado presente, no menos las sonrisas en formas de anécdotas implícitas. Varios excompañeros han querido mostrarle a Navas sus ganas de estar con él. Los Óscar, Reyes, Antoñito, Carlitos, Blanco, Varas, Cala, Rodri, Pablo Alfaro y Rakitic, han tomado la tarde de homenaje a un amigo y compañero.
 
 
 
Y para que no faltara de nada, también ha habido exconsejeros, representación de las peñas sevillistas y del Área de Historia del Sevilla FC. Una jornada más que completa en el adiós a un mito. 
 
 
Jesús, gracias por todos estos años de gran fútbol. Te he visto crecer hasta hacerte todo un hombre. Mucha suerte y seguro que nos vemos en unos días (ya están fijadas las fechas).

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