El equipo sale derrotado en un intercambio de golpes que se apuntó el más eficaz. El choque fue de más a menos en intensidad y ambos equipos jugaron los últimos minutos con la cabeza puesta en la vuelta.
El Ramón Sánchez Pizjuán dictará sentencia en la eliminatoria previa de la Europa League. El Sevilla jugó un buen partido en Hannover, pero se dejó sorprender por un equipo local que evidenció su velocidad arriba para culminar acciones de gol a poco que se le concedió un respiro. No fueron peores los de Marcelino, ni mucho menos, incluso en el primer tiempo, cuando comenzaron perdiendo, mostraron entereza y con paciencia lograron de forma justa el empate… Pero cuando mejor lo estaban haciendo se vieron golpeados por otro tanto en contra, en pleno descuento, que dio la victoria a los locales, tras una segunda parte en la que ambos equipos pasaron del atrevimiento inicial al respeto, con la plena certeza de que todo se resolverá dentro de una semana.
El primer tiempo fue un ejercicio de infortunio, porque el Sevilla nunca mereció irse al descanso por debajo en el marcador. El Hannover jugó a lo que sabe: esperar y salir hacia arriba con transiciones instantáneas que acarreaban sumo peligro. En la previa del encuentro se había repetido hasta la saciedad que había que tener cuidado con las salidas a la contra de los teutones, que el propio Trochoski calificó de temibles. Pero en el fútbol la práctica en ocasiones supera a la pizarra y por más que se trabajen conceptos a la hora de la verdad todo puede saltar por los aires. Es lo que ocurrió al poco de comenzar el encuentro, cuando un balón largo local y un mal despeje de Spahic en la línea de tres cuartos confluyeron en una jugada letal que culminó Schlaudraff con un ajustado disparo al primer palo de Palop.
Al Sevilla le tocaba mirar hacia arriba. El gol fue un bofetón inesperado, pero afortunadamente los de Marcelino reaccionaron bien. No se vinieron abajo ni sufrieron una de esas pájaras que en cinco minutos te puede echar a perder una eliminatoria… El equipo asumió el ataque y mostró voluntad de avance. Navas por la derecha fue creciendo a medida que Coke se animó a acompañarle para generar situaciones de superioridad. Kanouté también retrasó su posición, con el fin de jugar más cerca de los centrocampistas y sacar a los centrales de su zona. El balón era nervionense y no se tardó en probar suerte. Trochowski, con una volea, Kanouté con un disparo lejano y sobre todo Negredo con un remate al palo llevaron la esperanza del tanto a los visitantes, mientras que el Hannover también hacía lo suyo. El partido estaba bonito y el Sevilla cada vez más arriba, más metido en campo contrario. Marcelino contemplaba el choque desde la banda con una sempiterna sonrisa, como si supiera que al final todo iba a acabar bien. Y motivos para creer había, sobre todo cuando en el 37 una recuperación de Trochowski en la frontal del Hannover acabó con un pase interior sensacional de Coke, que dejó solo a Negredo ante Zieler, dándole el balón en bandeja a Kanouté para lograr el empate. Con las tablas el equipo andaluz perdió definitivamente el respeto y sobre todo a través de Navas buscó con ahínco el segundo. Sin duda, se vivían los mejores minutos sevillistas, pero de nuevo se dieron de bruces de forma dolorosa, en pleno descuento. Schlaudraff entró como una moto por detrás desde la izquierda, buscó pared con Abdelleaue y recibió el balón en carrera para batir de primeras a Palop de forma soberbia.
De esa dramática forma se llegó al descanso. Marcelino aprovechó el intermedio para reajustar el ataque y lograr un mayor equilibrio, porque si bien Navas, con un excepcional Koke en el apoyo, estaba generando mucho peligro, en la izquierda el estadounidense Cherundolo tenía anulado a Emiliano Armenteros, una de las grandes novedades del once. Diego Perotti salió a escena. Argentino por argentino, pero seguía siendo Navas por la derecha quien aceleraba al Sevilla, mostrándose su par, Schulz, incapaz de controlarlo. Cada vez que el palaciego agarraba el balón pasaban cosas, o bien una falta con tarjeta, o bien centros peligrosos, o bien desmarques con mucho espacio por delante que no se concretaban por un metro de más… No obstante, el equipo también basculaba ahora un poco más a la izquierda, en todos los casos buscando el sendero del gol por los costados, aunque no con tanto dominio como en el primer periodo, pues el segundo acto rebajó la intensidad e igualó la posesión, jugando ambos equipos al dominio y a la contra de forma indistinta.
En ese bamboleo en el que había entrado el encuentro, daba la sensación que el Hannover se imponía metro a metro, con más dominio del balón. El Sevilla necesitaba oxígeno, sobre todo en el centro del campo, donde la consistencia iba desvaneciéndose. Marcelino percibió la tara y sacó a Medel por Fazio. Casi acto seguido Slomka puso en el campo al centelleante Ya Konan en sustitución del goleador Schlaudraff, en busca de hacer daño a la contra previendo una última ofensiva en tromba de los sevillistas. Ciertamente el Sevilla se fue algo más arriba en el tramo final, pero nunca a la desesperada. Buscó el empate, pero jamás perdió la cabeza ni dejó desguarnecida la retaguardia. Las intentonas por las bandas, con Manu del Moral, el último de los tres cambios, acompañando a Navas y Perotti al caer a banda, era una constante. Pero cuando los balones medidos sobrevolaban el área o rozaban la zona de peligro siempre aparecía una inoportuna cabeza o un providencial pie rival… Incluso así la tuvo Manu del Moral en el enésimo envío de Navas. No había manera, el Hannover, con Cherundolo tremendo lideranzo la zaga, aguantó el tipo como bien pudo y el Sevilla por más corazón –y cabeza- que le puso al envite no pudo hacer nada por evitar una derrota que hasta el momento es sólo parcial. Decide el Sánchez Pizjuán, con una vuelta apasionante donde el Sevilla, con algo más de fortuna y concentración en el inicio del choque, unido al aliento de su hinchada, debe buscar y lograr la remontada siempre sobre la base del buen fútbol y sobre todo de la paciencia, porque los alemanes son correosos y se agarrarán al resultado con el alma y algo más si les queda.
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