No pude ver el partido por la hora a la que era. Lo seguí por la radio y les juro que aluciné. Me encantó la alineación formada por Beto; Diogo Figueiras, Fernando Navarro, Cala, Alberto;
Iborra, Rakitic; Víctor Machín, Rabello, Jairo; y Bacca.
Les dejo la crónica de la web oficial:
Las circunstancias en las que se presentaba el choque hacían prever el
desarrollo del mismo en los primeros compases. Lo lógico era esperar un inicio
intenso del Slask, que en ataque tiene recursos más que suficientes, para
intentar meterse en la eliminatoria con un gol tempranero. Y así fue, hasta el
punto que en los primeros segundos Beto salvó con una gran parada un tanto de
Splaku que podría haber complicado mucho las cosas. Pasado el susto inicial, los
apuros fueron menos, aunque las repetidas pérdidas sacando la pelota desde atrás
pusieron en más de un aprieto a la defensa, que sin embargo respondió con mucha
fiabilidad, tanto los centrales -muy sólidos Cala y Navarro- como Alberto
Moreno, que secó literalmente a Sobota.
Al Sevilla le costó meterse en el
partido, pero una vez que lo hizo no hubo color. Lo que le faltaba a los de
Emery era conducción a la hora de iniciar juego y el problema lo arregló Rabello
con un ataque de genio, haciendo una gran jugada en el minuto 14, que estuvo a
punto de acabar en gol. La acción del chileno cambió la cara de los
nervionenses, que tomaron oxígeno y comenzaron a salir a la contra con más
claridad. Todo se volvió más nítido en el minuto 21, cuando Rakitic desde la
izquierda se acomodó el cuero a su diestra y sacó un disparo lejano y bien
colocado que sorprendió Gikiewicz. El tiro del croata es de esos que sólo
intentan los jugadores repletos de confianza, algo que al capitán sevillista
ahora le sobra.
El tanto sevillista rebajó la presión local, el ambiente se
hizo menos hostil y el Sevilla, en el que destacaba Bacca, asociándose muy bien
con los incisivos Jairo y Rabello, se fue creciendo. Aún así Juan Cala tuvo que
salvar bajo de palos el empate de Patejuk. Jairo y Víctor Machín tuvieron el segundo,
aprovechándose de la exhibición de Rakitic, que cogió la escuadra y el cartabón
y comenzó a trazar pases largos que abrían las costuras polacas. El segundo
estaba verdaderamente cerca y lo hizo Bacca en el 38, rematando a placer una
gran jugada de Jairo, que se desquitó del error anterior. La eliminatoria quedó
sentenciada con el segundo, pero incluso antes del descanso pudo llegar el
tercero a través de Jairo, que no aprovechó otro excepcional servicio de
Rakitic. La reanudación estaba de más. Fue un golpeo continuo del Sevilla, que
llegaba como quería a las inmediaciones de Gikiewicz. El Slask se
entregó. Rakitic, hasta que fue sustituido por Cotán, reinaba en la zona ancha y
Jairo y Rabello, con mucha confianza, abrían cuantas veces querían las
compuertas polacas. Si el tercero no llegó antes del minuto 71 fue porque los de
Emery, muy cómodos, en ocasiones hilaban demasiado fino. Pero a 19 del final
apareció una vez más Jairo, sin duda el jugador más persistente del encuentro,
siendo un tormento constante. El cántabro encontró un justo premio a su gran
partido, aprovechando un buen servicio de Víctor Machín, y luciéndose con una
jugada personal brillante, que definió cruzando al palo largo de Gikiewicz al
fondo de la red. Una maravilla, sobre todo cuando partió al defensa para
acomodarse el remate. No tuvo suficiente con eso y ocho minutos después volvió a
liarla, esta vez por la izquierda, dejando sentado a su par con un hábil recorte
y sirviéndole el cuarto en bandeja a Perotti. Insaciable, de nuevo Jairo, que
con espacios jugaba a un nivel colosal, salió desde campo propio y puso otro
balón de oro a Carlos Bacca, que el colombiano no transformó en el quinto por
muy poco, yéndose desviado su remate. No perdonó, sin embargo, a la siguiente el
nueve nervionense, que hizo el quinto aprovechándose de un error de Gikiewicz,
que le regaló el balón al despejar. Con el 0-5 incluso Alberto Moreno pudo
redondear lo que hubiera sido un set incontestable. El Sevilla acabó exhibiendo,
jugando con mucha velocidad, con profundidad, gustándose en una noche
prácticamente redonda. Costó sacar la pelota al principio, pero Beto volvió a
responder, los centrales estuvieron firmes, Rakitic brilló en la divisoria y los
pequeñitos Rabello y Jairo, sobre todo este último, dieron una lección juego
por dentro y por fuera a un alto ritmo de juego, todo ello con un doblete de
Bacca, que siempre viene bien para el autoestima de un delantero. En definitiva,
se reforzó el autoestima de todo el equipo, que se dio un baño de certidumbre y
confianza que necesitaba tras los dos primeros partidos de Liga.
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