Un pasillo formado por los jugadores del Getafe recibía a los del Sevilla. Quiero pensar que ese pasillo se lo hicieron a Antonio para darle las gracias por habernos dado tanta gloria.
El destino, ese maldito destino, quiso que Antonio Puerta saliera ovacionado de Nervión para que su cuerpo no volviera jamás. Su alma no nos ha abandonado, claro que no. Vive en sus compañeros, en el cuerpo técnico del equipo, en la directiva del equipo con José María del Nido a la cabeza, vive en su afición y, sobre todo, vive en su hijo Aitor.
En el minuto 16, primero sólo había silencio. Pablo Alfaro se dio cuenta de que ese silencio hacía más daño que beneficio al equipo, así que pidió que en ese minuto se coreara su nombre. Y así se viene haciendo desde entonces.
Para rendirte el homenaje que te mereces, Antonio, harían falta mil años de vida por mi parte. Perdona que el homenaje sea más corto, por favor. Sabes, además, que no hace falta que sea tu cumpleaños, el aniversario de tu gol al PSV Eindhoven o el aniversario de tu fallecimiento para que me acuerde de ti.
No quiero recordar momentos tristes, prefiero quedarme con los alegres:
El gol al PSV Eindhoven lo tenemos en nuestra retina, con la voz del gran Jesús Alvarado contándonoslo.
O esta foto:
ANTONIO PUERTA SIEMPRE PRESENTE.
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