Por si no conocen o quieren consultar el texto íntegro del pregón de Antonio García Barbeito con motivo del centenario del Sevilla FC, aquí se lo dejo. Disfruten:
PRIMER POEMA:
No tengo cambio a la vista:
sevillista yo nací y moriré sevillista.
Si dibujo la Giralda
y un cielo azul por arriba,
la rocío de azahar
y de vieja sangre artista,
le pongo un río a sus pies
y pongo versos de orillas,
la pongo frente a la luz
y hasta la luz siente envidia,
y echo a rodar un balón
por un Nervión futbolista,
el fútbol se hace pasión
que no golpea, acaricia.
Blanquirrojea en el sur
la pasión definitiva.
Y por más que otros se empeñen
en volcar ortografías
y escriban siempre con be
lo que es con uve inequívoca,
esta ciudad, esta mujer,
esta gloria fugitiva
solamente tiene un nombre
con siete letras: SEVILLA.
Cien años cumples, mi amor,
mas tienes la gran virtud
de vivir en juventud
como eternizada flor.
Blanquirrojo tu color,
vives del tiempo testigo.
Yo te sueño y te persigo
con la única intención
de dejar mi corazón
cumpliendo siglos contigo.
¿Qué hago, enciendo cien velas
y te pido: “Sopla, sopla…”?,
¿O encargo al cielo una copla
cantada por cien abuelas?
Vístete de lentejuelas,
y óyeme lo que te digo:
hazle un sitio por tu abrigo
a mi amor desmesurado:
quiero quedarme a tu lado
cumpliendo siglos contigo.
Cientos de silencios tuyos
se han venido hasta el octubre
a ver si tu amor los cubre
con su delicado arrullo.
¿Oyes, mi amor, el murmullo
que está hoy aquí conmigo?
¿Oyes la emoción?
Te obligo,
lo merece esta afición,
a que dejes su pasión
cumpliendo siglos contigo.
¿Qué cielo quieres
que baje a rodear tu cintura?
¿Qué jardín,
de qué locura,
para rizarte de encaje?
Mira la pasión que traje
en el nombre más amigo.
Aquí siguen, aquí sigo,
aquí estamos, a la vista,
una pasión sevillista
que quiere morir contigo.
¿Regalos de qué tamaños
para celebrarte a ti?
¿En qué alfombra andalusí
paseamos tus cien años?
¿Con qué telas?
¿Con qué paños
tu nombre no desabrigo,
para que pueda tu trigo
seguir dándonos espigas
hasta donde tú nos digas,
siglos tras siglos contigo?
Déjame que hoy yo me vista,
por lo de tu centenario,
con mi traje de diario,
mi condición sevillista.
No se presta, se conquista
tan preciada maravilla.
Y es tan alta y tan sencilla,
que para sentirme hombre
a mí me basta tu nombre
sonándome aquí: Sevilla.
SEGUNDO POEMA:
Se acuestan dos medias lunas
que bajan para juntarse
perfecta línea,que al darse,
cierra un siglo de fortuna.
Once barras,
blancas unas,
rojas otras.
No lo dudo,
me queda el pecho viudo
si me quito tu razón,
que más que mi corazón
a mí me late tu escudo.
Un símbolo manifiesto,
una clara identidad,
cuasi, cuasi santidad
para el que te lleva puesto.
Siempre tu orgullo enhiesto,
firme aquí, ajustado nudo.
Prefiero quedarme mudo
antes que negarte a ti
que lo mejor que sentí
lo sentí por este escudo.
¡Qué primavera destapa
este azahar rojiblanco!
¡Qué otoño si me lo arranco
del ojal de mi solapa!
Ninguna sombra lo tapa.
Nadie puede,
nadie pudo,
desteñir este menudo
símbolo de mi pasión.
Morirá mi corazón
pero quedará tu escudo.
TERCER POEMA:
Cien años.
Un nombre, un escudo,
una pasión.
Cien años.
Cien años, ¿y nada más?
No. Y más cosas.
Y cien Giraldas de oro
que se levanten al cielo
y repiquen para ti
en el bronce de los tiempos.
Cien Guadalquivires, cien,
para tenderse de espejo
donde mirarse el perfil
de tu sevillismo excelso.
Cien Guadalquivires, cien,
que lleguen a ti
subiendo caminos desde Sanlúcar,
alhajados de veleros,
perfumados de mareas
de indianos descubrimientos.
Cien Alcázares cristianos
donde se duerme el silencio
entre arrayanes y sombras,
entre palmeras al viento,
entre estanques y jardines
donde se hilvanan los versos
de los poetas más hondos,
de los poetas eternos,
al pie de los surtidores
que pespuntean el terno
del aire que da a la rosa
olor y color y aliento.
Cien Torres del Oro,cien,
almenadas de requiebros,
rendidas ante tu nombre
con un canto marinero.
Cien Trianas alfareras
modelándote cien sueños
en el barro sevillista
que proclama tu universo.
Cien Trianas cantaoras
golpeando yunques recios
desangrando seguiriyas
de los gitanos más viejos.
Cien Trianas marineras
en cien velas escribiendo
tu solo nombre, Sevilla,
río abajo, sueño adentro.
Cien lunas de abril,
cien lunas finas en el firmamento,
mirándote,
plateando los cien años que te cuento.
Cien lunas de la Pasión
del sevillano Evangelio
para iluminar caminos
por donde va tu misterio,
por donde va tu pasión,
por donde van costaleros
que alzan al Cielo tu nombre
y lo dejan en el Cielo.
Cien Esperanzas que encienden
cien caminos de cien sueños.
Cien Santa Cruz que se estrechen
como se estrechan los besos
para abrazarse a tu nombre
cal y jazmín,
luz y fuego.
Cien Maestranzas vestidas
de cien abriles de albero.
Cien verónicas ceñidas
al anillo de tu cuerpo
y cien pasodobles, cien,
para tu paso perfecto.
Cien siglos
para decirte cien veces
lo que ahora siento.
Cien manos, Sevilla, cien,
para seguir sosteniendo tu nombre
sobre el amor de la sangre
que ahora enciendo.
Cien corazones en uno
que haga corazones nuevos
y cien voces en mi voz
para decirte: ¡Te quiero!
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