Emery apostó de inicio por Sergio Rico, Aleix Vidal, Dani Carriço, Kolodziejczak, Trémoulinas, Mbia, Krychowiak, Reyes, Éver Banega, Vitolo y Bacca.
Los nervios no me dejaron hacer un resumen. Es más, hoy sigo nerviosa. Les dejo el resumen de la web oficial:
El Sevilla FC lo hizo una vez más. Lo hizo incluso comenzando perdiendo, incluso sin jugar su mejor partido, demasiado agarrotado, demasiado impreciso en varias fases del juego. Qué importa. Lo volvió a hacer. Volvió a coronarse en Europa, renovó los votos con su amor verdadero, como rezaba el tifo que se desplegaba en las gradas de Varsovia, con ese abuelo que abrazaba a la vez el escudo del grande de Andalucía y la copa más querida, porque ambas realidades son una misma cosa, porque la Europa League es al Sevilla FC lo que el Sevilla FC a la Europa League, pasión recíproca y eterna en una década prodigiosa. Cuatro títulos bajo un mismo nombre, cuatro. 2006, 2007, 2014 y 2015… Prestigio y leyenda, tetracampeón, por la gracia del empuje de Krychowiak, cuando peor pintaban las cosas, y por la definición de un Bacca en estado de gloria, que dio su sitio al campeón.

Si el paraíso existe, seguramente será algo parecido a lo que hoy vive el Sevilla. Días de vinos y rosas en un mes de mayo, el de las copas, en la que todo se tiño de rojo pasión y triunfos que hacen de Nervión una fuente inagotable de felicidad. Y eso que el choque no comenzó de la mejor forma. La primera parte, de hecho, fue una locura, con fases de dominio alternas y mucha pegada de los ucranianos, que llegaron tres veces e hicieron dos goles. El partido se puso feo muy pronto. El Dnipro no se anduvo por las ramas y Kalinic culminó con un cabezazo inapelable una jugada que él mismo inicio anticipándose por arriba a Kolo. La cuesta se empinaba demasiado rápido, pero el Sevilla en el peor momento tiró de galones y demostró por qué era el actual campeón del torneo. Primero tomó la pelota y después se armó de paciencia para tirar la muralla que plantaron los ucranianos. Tras varias con mucho peligro, sobre todo un cabezazo de Krychowiak al bote de un córner, se logró la igualada, gracias al persistente polaco, que hizo buena una magnífica dejada de Bacca, tras uno de los muchos saques de esquina del Sevilla. Se la acomodó con la izquierda y definió con la diestra, como un verdadero matador.
El empate lanzó al Sevilla, que era mucho más que su rival y plasmaba
esa teórica superioridad que se le presuponía en la previa. Una
maravilla de Reyes fue aprovechada por Bacca, que tras quebrar a Boyko
puso el partido en suerte. 1-2 y situación aparentemente controlada. O
eso es lo que debería haber sido, porque el Sevilla se dejó ir en el
tramo final del descanso y el Dnipro, sin hacer nada del otro mundo,
empujó lo suyo. Sergio Rico salvó el empate con la yema de los dedos en
el 36, pero nada pudo hacer con una falta que Rotan puso adentro desde
22 metros valiéndose de una ejecución formidable. Instantes antes el
Sevilla había tenido el tercero, con una clarísima contra que se perdió
con un disparo de Aleix Vidal arriba.
El choque llegaba al descanso con un extraño dos a dos, con la sensación
de que el Sevilla era mejor, pero que se había dejado sorprender, tanto
al principio como al final, por un rival que se mostraba tremendamente
eficaz. Demasiada adrenalina, en definitiva, para un encuentro que el
Sevilla, sobre todo a raíz del segundo tanto debía haber encauzado con
la solidez y firmeza que le caracteriza. Pero no fue así, y en la
reanudación el choque discurría por el mismo cauce de imprecisiones, con
el Dnipro muy vivo y los hombres de Unai visiblemente incómodos ante
el recurrente pelotazo arriba de los ucranianos a la espera de un error
de los nervionenses. Emery buscó la solución sacando a Coke por Reyes y
adelantando a Aleix en la derecha, con el fin de lograr un punto más de
seguridad. Y el cambio, sin duda, tuvo su efecto inmediato, porque el
Sevilla gobernó mejor los tiempos desde entonces.
El choque entró en su última media hora en un clima de incertidumbre
en el que el Dnipro se manejaba mejor, aunque lo cierto es que las
ocasiones, a diferencia de la primera mitad, apenas aparecían, si bien
el Sevilla, a base de saque de esquinas le metía el miedo en el cuerpo a
los ucranianos. Sin embargo, todo era demasiado confuso hasta que
Carlos Bacca en el minuto 73 dijo basta, letal como los muy grandes,
tras quedarse solo gracias a un providencial toque de Vitolo. El gol del
colombiano, que tuvo su inicio en una jugada repleta de desatinos
propios y extraños, despertaba a los ocho mil sevillistas que ya veían
cerca la gloria de la cuarta. Pero también el Dnipro recobraba ánimo y
se lanzaba a por la heroica. Sin embargo, esta vez sí, el Sevilla saco
pecho y mostró su oficio de grande. De hecho, estuvo más cerca el cuarto
que el empate. El Dnipro hizo lo que pudo, pero fue insuficiente. El
descuento fue largo, muy largo, pero el campeón resistió sin dobleces. Y
con el pitido final se dispararon las emociones. El campeones,
campeones se hizo con el Estadio Nacional de Varsovia. El Sevilla, una
vez más, el Sevilla, sí, ese que deambuló por el desierto de la
mediocridad durante más de cinco décadas, lo había vuelto a hacer.
Cuatro Europas League. Más Europas League que nadie. Eterna leyenda.
Eterna grandeza. Pero sobre todo, eterno campeón.El jugador polaco Grzegorz Krychowiak, tras el partido de la final de la Europa League, notó unas molestias en la zona interna del muslo izquierdo. A primera hora de este viernes se le ha realizado una resonancia donde se aprecia una lesión muscular de grado uno del vasto interno del cuádriceps. Hoy mismo el jugador ya ha comenzado tratamiento. Los Servicios Médicos del Sevilla FC enviarán un informe al médico de la selección polaca. Así mismo, se realizará un plan de tratamiento que se dará al jugador para que lo lleve a cabo durante sus vacaciones.
Mañana se juega un amistoso en Marruecos. Miren:
Hora y media de vuelo en un viaje agradable trajo a la expedición
del Sevilla FC hasta Agadir, ciudad costera al suroeste de Marruecos.
Mucho movimiento institucional en el aeropuerto de Agadir lo que denota
la presencia del equipo tetracampeón de la Europa League ha levantado
Expectación en la ciudad del Reino alauí. La expedición fue recibida con
música local, incluso Coke se animó a bailar con los bailarines que
esperaban al equipo. Además todos los integrantes fueron agasajados con
pasas y té, típicas de la ciudad marroquí.
No serán muchas las horas del Sevilla aquí pero si intensas pues
hay previstas dos comidas institucionales, un acto con el instituto de
Comercio Exterior y una sesión de firmas además del entrenamiento y
rueda de prensa.
El presidente , atendió a los medios oficiales para resaltar el
recibimiento que había tenido el Sevilla FC a su llegada a Agadir: “Aquí
había muchas ganas de recibir al tetracampeón. El recibimiento ha sido
digno de un equipo grande. Este club está haciendo historia. Este país
tiene estas cosas, agasajan muy bien a sus visitantes. Nosotros para
ellos somos una visita ilustre. Esperamos que este sea un broche de oro a
la temporada”, dijo.
José Castro además resaltó la expansión que está teniendo la marca
Sevilla FC. “Somos el primer equipo español que va a jugar en Agadir,
nuestra marca sigue creciendo. Nuestra entidad tiene la estructura y el
personal humano necesario para ello. Todos estamos empeñados en que el
equipo sea cada vez más grande. Esta entidad quiere más. Nosotros
queremos un equipo cada vez más grande. La marca Sevilla seguirá
creciendo que nadie lo dude”, afirmó.





No se recordará este partido como el más lúcido de un Sevilla, que
incluso cuando tomó la iniciativa no tuvo excesiva fluidez. Pese a las
rotaciones, el equipo estuvo espeso, demasiado agarrotado, porque ya es
mucho lo que lleva recorrido esta plantilla y el cansancio a estas
alturas también es psicológico, sobre todo cuando se está compitiendo en
dos frentes. Pero aún así, el Sevilla fue mejor que el Almería a poco
que se remangó y se tomó en serio la contienda. Antes de que eso
ocurriera, el Almería hizo lo que quiso y se puso por delante en el
marcador con un tuya mía sin oposición de Tiewy y Zongo, que acabó en
gol del primero,
La reprimenda de Emery en el descanso tuvo que ser intensa, porque el
Sevilla se puso mucho más serio en la reanudación y por fin compitió
como sabe. Aún así, el Almería, que estaba crecido, tuvo el segundo,
sobre todo con un acrobático escorzo de Zongo que se estrelló en el palo
derecho de Sergio Rico. Unai movió el banquillo con un doble cambio muy
ofensivo que se notó para bien. Sin hacer demasiado, casi por inercia,
el Sevilla ganaba metros en el campo y ponía cerco a la meta de Rubén,
hasta que a 25 del final, un servicio cruzado de Banega, acabó en un
pase de primeras de Diogo para que Iborra, previo fallo de Dos Santos,
hiciera la igualada. El empate desconcertó a los visitantes, incapaces
ante la voluntad que ahora ponían los de Unai, con una marcha más. Ni
cinco minutos necesitaron para hacer el segundo, esta vez gracias a una
internada de Iago Aspas, cuyo remate fue rechazado por un defensa y
cazado de nuevo en zona de nueve por Iborra, que sigue descubriéndose
como una más que fiable opción de gol.
Con ventaja en el marcador, el Sevilla jugó a favor de obra, sobre todo
tras la expulsión de Trujillo, que derribó a Gameiro cuando el francés
enfilaba solo hacia el área de Rubén. El equipo, de hecho, buscó el
tercero, y pudieron lograrlo tanto Vitolo como Gameiro, éste último con
un remate de espuela sensacional que Rubén desbarató, evitando mayor
castigo para los suyos. El 2-1, sin embargo, era justo para un Sevilla
que tampoco hizo más para conseguir un resultado mayor, pero que sin
embargo sí supo darle la vuelta al partido y cerrar con victoria una
temporada de Liga que, haya o no cuarta plaza, será inolvidable.




