El once me gustó muchísimo. Por motivos de salud, les dejo el resumen de la web oficial. Mil disculpas:
El Sevilla ha comenzado de la mejor manera su nueva andadura en la
Europa League, con una victoria contundente, sin peros, siendo muy
superior a un Feyenoord que nunca fue rival. El triunfo se cocinó en la
primera parte desde la pizarra, con dos jugadas a balón parado calcadas,
que acabaron en goles de Krychowiak y Mbia. La superioridad del equipo
nervionense fue aplastante, porque jugó a lo campeón, con un ritmo y una
intensidad que dejó atrás a los holandeses, que apenas echar a rodar el
balón se vieron sobrepasados. Lo único que faltó fue golear en una
segunda parte en la que se perdonaron ocasiones clamorosas, aunque ni
siquiera eso mancha un partido redondo, con un Sevilla vibrante y
convincente, tanto en la forma como en el fondo, sobre todo, remarcando
este segundo aspecto, porque se demostró sobre el campo lo que se
presuponía sobre el papel: la profundidad y la variedad de recursos de
una plantilla en la que Unai puede manejar multitud de variantes con
amplias garantías.
De este excelente partido fundamentalmente sale reforzado el grupo en su conjunto. Emery puso en liza un once con hasta siete novedades con respecto al del pasado domingo. Para muchos llegaba el momento de la verdad, la oportunidad de reivindicarse. Y la aprovecharon. El cambio de cromos no alteró el producto. El Sevilla volvió a ser un equipo sólido, un hueso duro que pega sin piedad cuando se le presenta la ocasión y luego maneja los tiempos sobrado de oficio. El equipo saltó serio, competitivo, mordiendo y sobre todo machacando a balón parado. Con la primera media hora cumplida ya ganaba 2-0 con dos jugadas de estrategia idénticas, dos faltas desde la izquierda botadas por Deulofeu que buscaban la llegada inconmensurable de Mbia. En el primer gol no llegó el camerunés, pero en el segundo palo estaba Krychowiak para marcar. En el segundo el héroe de Mestalla hundió con su testa el cuero en la red de un Vermeer cariacontecido con la que le estaba cayendo.
Con el 2-0 el Feyenoord tuvo su momento, también gracias a una falta, que dio en los dos palos de Sergio Rico, pero salió hacia fuera. Hasta la fortuna sonreía al campeón en su primera noche de revalida. Ahí se acabaron los holandeses y, sobre todo, en la reanudación comenzó el festival local, que se puso de gol de todas las formas posibles y sólo por la falta de acierto y sobre todo por las buenas intervenciones de Vermeer no cayó una goleada, que sin duda hubiera reflejado mejor lo que ocurrió en el campo. Bacca, Reyes arriba totalmente solo, Deulofeu, Aspas en un mano a mano... El tercero, en definitiva, pudo llegar de muchas maneras, pero acabó resistiéndose, aunque ni siquiera hizo falta para que la victoria pueda ser calificada de clara e irrefutable.
Debut soñado del Sevilla, con un equipo en el que muchos jugadores debutaron en la titularidad y cumplieron con creces. Deulofeu, con dos asistencias, Mbia, imponente en el medio y con gol, como si hubiera hecho toda la pretemporada, Banega a su gusto y con gusto, Kolodziejczak cumpliendo, Reyes voluntarioso, Diogo y Navarro en su línea de regularidad... Partido, por lo tanto, que más que tres puntos da credibilidad a una plantilla de múltiples aristas que esta noche dio el do de pecho en una cita de cierta altura, porque además de ganar, el equipo jugó con entusiasmo, con ese espíritu competitivo que es al fin y al cabo el que otorga las victorias a conjuntos plagados de hombres de calidad como los que tiene el Sevilla. Con ese estilo, con esa competitividad, los triunfos deben seguir cayendo en cascada.
De este excelente partido fundamentalmente sale reforzado el grupo en su conjunto. Emery puso en liza un once con hasta siete novedades con respecto al del pasado domingo. Para muchos llegaba el momento de la verdad, la oportunidad de reivindicarse. Y la aprovecharon. El cambio de cromos no alteró el producto. El Sevilla volvió a ser un equipo sólido, un hueso duro que pega sin piedad cuando se le presenta la ocasión y luego maneja los tiempos sobrado de oficio. El equipo saltó serio, competitivo, mordiendo y sobre todo machacando a balón parado. Con la primera media hora cumplida ya ganaba 2-0 con dos jugadas de estrategia idénticas, dos faltas desde la izquierda botadas por Deulofeu que buscaban la llegada inconmensurable de Mbia. En el primer gol no llegó el camerunés, pero en el segundo palo estaba Krychowiak para marcar. En el segundo el héroe de Mestalla hundió con su testa el cuero en la red de un Vermeer cariacontecido con la que le estaba cayendo.
Con el 2-0 el Feyenoord tuvo su momento, también gracias a una falta, que dio en los dos palos de Sergio Rico, pero salió hacia fuera. Hasta la fortuna sonreía al campeón en su primera noche de revalida. Ahí se acabaron los holandeses y, sobre todo, en la reanudación comenzó el festival local, que se puso de gol de todas las formas posibles y sólo por la falta de acierto y sobre todo por las buenas intervenciones de Vermeer no cayó una goleada, que sin duda hubiera reflejado mejor lo que ocurrió en el campo. Bacca, Reyes arriba totalmente solo, Deulofeu, Aspas en un mano a mano... El tercero, en definitiva, pudo llegar de muchas maneras, pero acabó resistiéndose, aunque ni siquiera hizo falta para que la victoria pueda ser calificada de clara e irrefutable.
Debut soñado del Sevilla, con un equipo en el que muchos jugadores debutaron en la titularidad y cumplieron con creces. Deulofeu, con dos asistencias, Mbia, imponente en el medio y con gol, como si hubiera hecho toda la pretemporada, Banega a su gusto y con gusto, Kolodziejczak cumpliendo, Reyes voluntarioso, Diogo y Navarro en su línea de regularidad... Partido, por lo tanto, que más que tres puntos da credibilidad a una plantilla de múltiples aristas que esta noche dio el do de pecho en una cita de cierta altura, porque además de ganar, el equipo jugó con entusiasmo, con ese espíritu competitivo que es al fin y al cabo el que otorga las victorias a conjuntos plagados de hombres de calidad como los que tiene el Sevilla. Con ese estilo, con esa competitividad, los triunfos deben seguir cayendo en cascada.
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