También dije que habría alguna salida. Sin ir más lejos, conté en el último post que Drago había declarado a un medio de su país que estaba decidido a abandonar el Sevilla. Olvidé contar en mi blog al presentarme que soy muy sensible (por algo me llama mi amiga Mayte Carrera "cebollita") y que, haciendo honor a mi apodo, me eché a llorar con el único consuelo de que no era oficial aún.
Pues bien, cuando esta semana han empezado a sucederse las despedidas, mi alma quiso salirse de mi cuerpo corriendo:
Miércoles: Manzano cuenta que no sigue. Eso se sabía. Es cierto que en todos los meses que ha estado ha hecho cosas que no me han terminado de gustar, pero también es cierto que de bien nacidos es ser agradecidos y que forma parte de nuestra centenaria historia, así que me dolió y le estoy muy agradecida tanto a él como a sus colaboradores. A las pocas horas, era Drago el que decía adiós. Como un caballero. Como lo que es, un grande. El jueves seguía atónita y no pude evitar llorar otra vez con su despedida. Sus ojos llenos de lágrimas hicieron que los míos lloraran como una magdalena. Ese capitán que nunca llevó el brazalete vivió esos seis títulos. El último, la Copa, lo vivió recién operado y con una bota de esquí en el pie por culpa de ese tendón roto que lo mandó a quirófano tras el fatídico incidente que sufrió en el entrenamiento del 22 de abril de 2010. No ha dicho cuál es su destino aún, por cierto. Cuando aún no me había recuperado del susto, era Renato el que decía que no iba a seguir. Rescindió su contrato para marcharse al Botafogo. El día 31 tendrá su despedida, como la ha tenido Drago.
Y, por cierto, aún no tenemos entrenador... Sobre los rumores que decían que Fulanito o Menganito entrenarían al club también hablé...
¡¡¡GRANDES DRAGO Y RENATO!!! ¡¡¡GRACIAS, GREGORIO, GONZALO, TONI Y JOAN!!!
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