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sábado, 31 de agosto de 2019

Un empate que pudo ser una victoria (1-1)

Lopetegui apostó por Vaclík; Jesús Navas, Diego Carlos, Carriço, Reguilón, Fernando, Banega, Joan Jordán, Nolito, Munir y De Jong.

Después de dos victorias fuera como visitante, el Sevilla FC no pudo estrenarse este caluroso viernes como local con tres puntos en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Después de una primera parte de mucho dominio pero ningún acierto, la lata se acabó rompiendo a diez para el final con una acción a balón parado que remató Franco Vázquez. Sin embargo, casi en la siguiente acción y en la única desaplicación atrás de los 90 minutos, Denis Suárez se convertía en el primer verdugo goleador de los nervionenses en esta liga. El equipo se va al parón con siete de nueve, un bagaje que permite ser optimistas más allá de lo agridulce del último conseguido.

El primer cuarto de hora de juego fue una auténtica demostración de dominio y llegada al área rival. Sólo faltó lo más importante, culminar las acciones, pero el equipo de Julen Lopetegui probó hasta cinco veces con verdadero peligro al guardameta Rubén Blanco. Apenas en el minuto 4 ya la tuvo Diego Carlos, con un córner que se acabó llevando a trompicones aunque con un remate demasiado forzado. A partir de ahí, casi en tromba, la tuvieron Navas con un centro chut, De Jong de cabeza y Jordán con potencia pero sin dirección desde la frontal.

Un arreón que no dio frutos pero que dio paso a una fase algo más calmada pero del mismo color en cuanto a dominio. El Celta, mediada ya la primer parte, apenas se había hecho notar con un par de llegadas por velocidad que no supusieron ningún sobresalto para Vaclík. Mientras, Jesús Navas continuaba con su recital de centros desde la banda derecha ante un Celta que dejaba demasiado espacio en las bandas. Tras la más que justificada pausa para la hidratación se continuó jugando en campo vigués, pero es cierto que faltó hasta el descanso ese empuje que el intenso calor apaciguaba.

No cambiaron demasiado las cosas en la segunda mitad, en la que el Sevilla siguió teniendo el balón y plantándose con relativa facilidad en territorio gallego. Sin embargo, esos últimos metros que habían impedido al equipo adelantarse seguían siendo el escollo insalvable para estrenar el marcador. De hecho, Lopetegui no tardó en mover por primera vez el banquillo y metió frescura en el ataque con la salida de Bryan, que ocupaba el sitio de la gran novedad en el once, Munir El Haddadi. Mientras los blanquirrojos seguían tirando más de corazón que de cabeza, mediada ya la segunda parte, Franco Vázquez ocupaba el sitio de un muy aplaudido Joan Jordán.

Era complicado desatascar el partido tal y como se planteaban los últimos minutos, pero nada más salir Rony Lopes -su debut como sevillista- en lugar de Nolito, iba a llegar el esperado tanto nervionense a balón parado. Falta algo escorada en la línea de tres cuartos que bota Banega y la pone como la seda dentro del área, donde Franco Vázquez peina hacia el segundo palo y convierte en inútil la estirada de Rubén Blanco. Por desgracia no duró mucho la alegría, pues dos minutos más tarde y tras una desaplicación defensiva, Denis Suárez igualaba las cosas mano a mano ante Vaclík en la primera oportunidad clara de los celestes a pase de Mina.

En la tónica de estas primeras jornadas, la prolongación fue nada menos que de ocho minutos y el Sevilla lo intentó, pero con la gasolina justa y ante un Celta sin demasiada intención de favorecer esa continuidad. De hecho, los de Fran Escribá supieron manejar la situación a base de posesión y llegaron al pitido final con el punto en el zurrón.

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