Sólo pude oír el partido. Les dejo la crónica de la web oficial por motivos de salud de un familiar:
El Sevilla hizo del Sevilla cuando más falta le hacía. Ésa es la
lectura de un choque en el que los hombres de Unai Emery no sólo no se
podían permitir otro tropiezo, sino en el que además se les exigía un
partido completo y convincente después de las inesperadas dudas
generadas en este comienzo de temporada. Y el Sevilla estuvo a la altura
de lo que exige la Liga de Campeones, donde el margen de error
prácticamente no existe cuando se juega de local. Ganó, y ganó bien,
siendo superior desde el principio, sin sobresaltos, muy firme,
tremendamente sólido, atenazando a un rival que en todo momento estuvo
en sus manos. La intensidad que le metieron los hispalenses al juego
acabó desmontando el entramado alemán, que tras resistir en la primera
mitad, acabó cediendo ante el dinamismo y la persistencia del juego
local.
El Sevilla necesitaba un golpe de autoridad como el que dio este martes,
un partido redondo y rotundo. Cumplió el guión con creces. En el minuto
4, de hecho, ya se ponía de gol, con una doble oportunidad, con remate
de Vitolo al palo y rechace arriba de Reyes con Sommer ya batido. Fue un
aviso de lo que vendría después. El dominio era neto para los locales,
con posesiones bien trabajadas, con paciencia y con continuas llegadas,
volcando el juego a la izquierda y generando mucho peligro. El Borussia
asomaba la cabeza a la contra, pero las ocasiones de verdad llegaban por
parte del Sevilla, sobre todo a través de un Kevin Gameiro que estaba
en todas, pero que no lograba el gol pese a merecerlo.
En la reanudación el Sevilla dio incluso un paso más adelante. Los
alemanes ni se acercaron a la meta de Sergio Rico en todo el segundo
acto. El control era total. Krychowiak, soberbio en la anticipación,
imponía su ley y Vitolo metía una marcha más, todo bajo el mando de
Banega y Reyes, con Gameiro en todos lados. El gol tenía que caer de una
forma u otra, porque el acoso era constante y el Borussia se hallaba
totalmente acorralado. Tanto fue el acoso del Sevilla que al final los
visitantes acabaron cediendo dos penaltis en apenas tres minutos, ambos
sobre Vitolo. Gameiro transformó el primero y mandó al larguero el
segundo, lo que no desalentó a los locales, que continuaron mandando con
firmeza. El empuje era intenso y el Borussia concedió otro penalti
claro, esta vez sobre Gameiro, que Banega transformó con calma. 2-0 y a
respirar tranquilos.
Con los dos goles de ventaja el Sevilla se dejó ir unos minutos, por
verse ya con el partido en la buchaca. Unai sacó a Inmobile y
Krohn-Dehli por Gameiro y Banega. La superioridad, con independencia de
los nombres, seguía siendo un hecho, porque las ocasiones caían en
cascada e Inmobile, sin ir más lejos, rozaba el tercero con un cabezazo a
bocajarro que Sommer sacaba valiéndose de una enorme estirada. Antes
del saque de esquina posterior a esta acción, Unai sacó a Konoplyanka
por Reyes, con el Sánchez-Pizjuán entregado al utrerano. El ucraniano no
quiso ser menos y dio un fogonazo de la mucha calidad que atesora. Con
eso le bastó para poner a Nervión a sus pies. Recibió en banda el saque
de esquina y puso un balón imposible al primer palo de Sommer, que el
portero alemán acabó introduciéndose en la red. La pincelada de
Konoplyanka fue de muchos kilates, un broche de oro para cerrar una
noche de superioridad plena en la que el Sevilla demostró lo que tiene
dentro. La goleda pudo e incluso debió ser, pero lo que hoy no entra,
entrará mañana, eso seguro.




El domingo a las 12:00 volveremos a ver a los nuestros en casa contra el Celta. Mientras tanto, disfrutemos de lo de anoche.
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