Caparrós alineó de inicio a David Soria, Mercado, Nico Pareja, Lenglet, Escudero, Nzonzi, Pizarro,
Franco Vázquez, Layún, Muriel y Ben Yedder.
No pude ver el partido por motivos de salud, pero lo seguí por la radio y créanme si les digo que mejoré antes con el resultado que con el tratamiento médico. Les dejo el resumen de la web oficial:
Seis de seis para seguir demostrando que este equipo quiere estar en Europa
la próxima temporada. Sin pensar en las circunstancias que pudiera
atravesar su rival, que al final saltó al césped con la mayoría de sus
titulares, el Sevilla supo hacer esta noche su partido para complicarle
las cosas al vigente campeón de Europa, que vio como los de Caparrós se
iban al descanso con la ventaja que le dieron Ben Yedder y Layún. Aunque Sergio Ramos -en propia meta- parecía sentenciarlo todo tras errar una pena máxima,
Mayoral y el camero -esta vez sí de penalti- le otorgaron al partido
una emoción ficticia pero que obligó a esperar hasta el pitido final
para celebrar. Llega El Gran Derbi con el espíritu más que recuperado.
El partido comenzó con la intensidad prevista, pero Caparrós sabía que el inicio no podía ser tan osado como el de unos días antes ante la Real Sociedad.
No arriesgaban los nervionenses, seguros atrás y peleando cada balón en
el centro del campo como si fuera el último. Una internada de Escudero
por la izquierda, con centro para Vázquez que acabó despejando un
defensa, fue el primer aviso. Casemiro respondía con un disparo mordido
que atrapó bien Soria abajo. Pronto se dieron cuenta los locales de que
una de las principales vías de ataque podían llegar con los balones al
espacio para Ben Yedder y lo cierto es que el plan comenzó a salir. El
galo, eso sí, avisó primero con una gran conducción y un pase horizontal para Layún que el mexicano no consiguió aprovechar.
Nico Pareja como tantas otras noches, cabezazo de Muriel ante Vallejo para bajarla a la perfección y mano a mano de Wissam, que se deshace de Ramos y se la cambia de palo a Casilla para abrir el marcador.
Ahí se pudo ver a un Sevilla mucho más cómodo, al que no le quedaba más
remedio que ceder buena parte de la posesión, pero que supo mantener a
raya a los rápidos atacantes merengues. De hecho se vivió una fase del
partido mucho menos abierta, con control nervionense y pocos errores
atrás. Y de ahí al segundo, que a punto estuvo de llegar en el minuto
41, cuando Nacho logró despejar al poste mientras Muriel ya se ponía de gol.
Tres minutos más tarde, la redención con el segundo tanto tras otra nueva optimización de los espacios.
Ben Yedder recibe y aprovecha la subida de Nzonzi, al que le favorece
el rechace y cede a la derecha para Layún, que le pega con el alma
y la manda junto a la escuadra izquierda de Casilla, haciendo temblar
el Ramón Sánchez-Pizjuán. Pero las grandes gestas nunca son sencillas y
en la segunda parte iba a tocar apretar los dientes para sacudirse el
claro dominio merengue. Los de Zidane llegaban casi a la media luna del
área contraria con muchos efectivos, pero la zaga seguía cumpliendo con
creces. Aunque la tuvo Ben Yedder, a quien se la sacó bajo palos
Vallejo, lo que iba a ocurrir justo en la jugada siguiente pudo marcar
el partido. Inevitable penalti de Franco Vázquez sobre Lucas y lanzamiento de Sergio Ramos, que la estrella en el larguero.
El choque se volvía loco ante una grada que mezclaba la tensión con
las ganas de que todo se terminase. Caparrós movió el banquillo para dar
oxígeno, con Sandro por un tocado Muriel. La escuadra capitalina
atacaba confiando en la calidad individual de los suyos, pero no parecía
que el final fuese a ser tan ajustado, al menos en lo referente al
marcador. En una acción casi inverosímil tras una buena subida, Mercado le pegaba sin ángulo y conseguía el tercero
a falta de cinco minutos con la inestimable colaboración de Ramos. Para
entonces ya estaban sobre el césped Roque Mesa -que permitió dar
tranquilidad al juego- y Carriço, que se incrustó ante los centrales
para evitar cualquier contratiempo. Sin embargo, el final iba a ser de infarto tras un gol de Mayoral de cabeza al ganar la posición en el área pequeña.
Emoción para los minutos finales, en los que el Madrid tuvo más intención que acierto, hasta que llegó la polémica. Forcejeo
de Mercado con Theo dentro del área, con falta previa del madridista
que no ve Mateu pero sí la réplica del argentino con el quinto minuto de
alargue cumplido. Esta vez sí, Ramos acertó y puso la máxima
tensión en la grada, pero apenas hubo tiempo para que Layún sacase de
centro y el colegiado valenciano diera por finalizado el choque. Grito
de alegría, de alivio o de ambas cosas de un Ramón Sánchez-Pizjuán que
vuelve a creer en el momento clave. No hay tiempo para mucho más que no
sea recuperar fuerzas y afrontar El Gran Derbi del próximo sábado con la
intención única de sacar tres puntos que acerquen el objetivo europeo. Quedan diez días de temporada y el acelerador debe estar pisado hasta el final.
Mañana visitaremos al vecino a las 18:30.
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