El de esta noche era un escenario de esos que invitan a lucirse,
tanto por el campo como por el rival que había en frente. Pero el
Sevilla llegó tarde al encuentro, muy superado en la primera hora de
juego por la motivación de una Roma que fue quien compitió de verdad
hasta que a media hora del final despertaran los hombres de Unai Emery.
El Sevilla pasó de lo peor a lo mejor, dando pie a un rocambolesco
resultado de 6-4 en contra, que deja una reflexión inapelable: si no se
juega con los cinco sentidos y al cien por cien te ponen la cara
colorada, sobre todo si el que está en frente es un equipo de nivel
Champions. Pero si este equipo pone de su parte, siempre va a tener
mucho más ganado que perdido, como evidenció en el tramo final del
extraño partido que se vio en Roma.
Unai
Emery sacó un once con hasta ocho cambios con respecto al pasado martes
en Tiflis. Tan sólo repitieron Krohn-Dehli , Banega y Ramí, los dos
primeros jugando en el doble pivote, quedándose Denis en la mediapunta.
Había ilusión e incluso expectación por ver al Sevilla competir en una
cita de este calibre, sobre todo después de la versión épica que exhibió
ante el Barça. Pero poco se vio en la primera parte en el Olímpico de
Roma más que un equipo errante en mano de una Roma que, valiéndose de su
mayor motivación, impuso una enorme diferencia en el juego y
marcador. El comienzo del choque fue premonitorio de lo que pasaría
hasta el descanso. En el tercer minuto Dzeko hacía el 1-0, tras colarse
como quiso entre los dos centrales. Casi sin tiempo para sacudirse del
primer golpe, Korosidis tomó para sí el pasillo interior sin encontrar
oposición y de un derechazo seco y raso hizo el segundo. El Sevilla
despertó por fin, sobre todo Inmobile, que con una potente arrancada por
la izquierda se plantó solo ante Szczesny y por muy poco no logró
acortar distancias. El equipo de Unai se lo creyó, adelantó la presión y
robó varios balones en el balcón del área, sobre todo gracias a Denis,
con los que pudo haberse metido en el partido. Pero esta no era la noche
de los nervionenses y en el 41, una mala salida desde atrás, acabó en
gol de Dzeko a placer. Antes del descanso, otro fallo sacando la pelota
en defensa, acabó en gol de Nainggolan. 4-0 y un durísimo correctivo
para digerir en el vestuario.
Unai hizo un doble cambio en el intermedio, sacando a Cristóforo e
Iborra por Banega y Krohn-Dehli, con el fin de reforzar la medular y dar
más consistencia. Más allá de los movimientos de Inmobile, que se
estrellaba con el palo al poco de comenzar el segundo acto, y la
constancia de Denis, la Roma siguió golpeando, aprovechándose de la
tibieza atrás de los nervionenses. Salah hizo el quinto y Totti, que
acababa de salir, el sexto de penalti.
Emery continuó intercambiando piezas para repartir minutos y Denis
encontró premio a su insistencia, marcando el que se presuponía como gol
del honor.
Pero con el tanto del gallego el Sevilla se vino arriba, sobra todo
con la presencia de Reyes, Gameiro y Vitolo, los últimos en salir.
Reyes hizo el segundo, empujando un tierno y magnífico servicio desde la
derecha de Gameiro. El Sevilla embotelló a la Roma y Coke hizo el
tercero a siete del final después de una nueva acción individual de
Denis Suárez, sin duda el mejor en el Olímpico. Pese al resultado aún
escandaloso, el equipo, con varias marchas más que las puestas durante
gran parte del juego, salvaba su imagen y de hecho Denis lograba el
cuarto gol, haciendo buena una jugada de estrategia marca de la casa. El
Sevilla murió en el área romanista e incluso rozó el quinto en la
última jugada del choque, con un remate de Trémoulinas a bocajarro que
se fue a las nubes. El choque terminó con ese extraño 6-4 que refleja lo
que puede ocurrir cuando el equipo de Unai muestra sus dos caras en el
sentido más radical.
Por el Sevilla FC jugaron Sergio Rico, Mariano, Rami, Kolodziejczak,
Escudero, Banega (Cristóforo m.45), Krohn-Dehli (Iborra m.45), Kakuta,
Denis Suárez, Konoplyanka e Inmmobile. En el descanso salieron
Cristóforo e Iborra y a lo largo de la segunda parte Luismi,
Trémoulinas, Coke, Reyes, Vitolo y Gameiro.
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