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viernes, 4 de abril de 2014

Desastre en Oporto (1-0)

De los 21 jugadores convocados, se quedaron sin vestir Sergio Rico, Cicinho y Carlos Fernández.

Emery apostó por Beto; Coke, Pareja, Fernando Navarro, Alberto Moreno, Carriço, Iborra, Reyes, Rakitic, Marin y Bacca.

Les dejo el resumen de la web oficial:

El partido de esta noche en Do Dragao tiene dos lecturas y una conclusión. Empezando por lo último, lo mejor es que la eliminatoria está más que viva y que se resolverá en 90 en Nervión, sin poder contar el Oporto ni con Jackson Martínez ni con Fernando, piezas clave en su entramado. En cuanto al partido en sí, dos son las razones que explican la derrota. Primero, que el Sevilla salió cohibido, dándole el balón al Oporto, pero, a diferencia de otras ocasiones, sin ofrecer alternativas. Apenas se sintió la respiración del equipo de Emery en la primera parte. En la reanudación, sobre todo a raíz de los cambios, el Sevilla mejoró, pero entonces evidenció que no era su noche, porque las imprecisiones en su juego eran constantes y un sinfín de jugadas que podrían haber dado mucho más de sí quedaron en nada por las malas entregas. Aún así, la tuvo Gameiro, ante un rechace de Fabiano, que el francés con todo a favor remató mal. El Oporto también tuvo sus opciones al final, pero ahora sí, el encuentro era un choque de poder a poder, que acabó con derrota por la mínima, sin duda la mejor noticia de la noche, pues todo se resolverá en el Ramón Sánchez Pizjuán.
Que hay vida para la vuelta, es lo mejor que se puede sacar de un partido en el que el Sevilla no dijo presente hasta bien entrada la segunda mitad. No es raro ver jugar al equipo de Unai a la contra, pero sí sin generar ocasiones ni ofrecer alternativas. En la primera parte al Sevilla, pese a que estuvo más que bien en defens le faltó entidad, renunciando a sus opciones ofensivas. Y así, cuando el que está en frente es un equipo de la categoría del Oporto, es verdaderamente difícil. En los primeros 10 minutos el Oporto ya había sacado cuatro saques de esquina. Tal era el dominio luso que sus centrales jugaban en campo sevillista. El equipo nervionense, que jugaba con Carriço e Iborra de mediocentros, Marin y Reyes en los interiores y Rakitic escoltando arriba a Bacca, aguantaba los golpes como buenamente podía. Y lo hacía bien, porque el bombaerdeo local era constante y el peligro se evitaba con oficio. Pasada la primera media hora fue cuando llegó la jugada que decidió el encuentro. Es increible que el Sevilla recibiera el único gol de la noche de una forma tan inocente, con las ocasiones que tuvo el Oporto y que generalmente tan bien se defendieron. Una falta rápidamente sacada por los portugueses pilló descolocado a los sevillistas, Quaresma sacó a relucir su exterior y Mangala, entrando como una moto, hizo el 1-0. Ahí se vino lo peor, porque el Oporto metió una marcha más y el Sevilla era incapaz de sacudirse de la presión blanquiazul. Fue en esos momentos de pánico cuando apareció el mejor del Sevilla en Do Dragao, Beto, que salvó ante Quaresma y sobre todo desvió un trallazo de Defour que se fue al palo.
Eran muchas las cosas que tenía que cambiar el Sevilla al descanso. En la reanudación se vio otra disposición, el equipo abandonó la timidez y comenzó a mirar la portería de Fabiano, presionando más arriba e intentando poner una réplica al dominio local. Pero no fue hasta media hora del final, con la recolocación de Rakitic en el mediocentro y la entrada de Gameiro y Diogo cuando el Sevilla comenzó a jugarle de tu a tu a su rival. Por momentos pareció que el empate era posible, pero las ahora explícitas intenciones nervionenses se atropellaban por continuos errores en los pases. El momento del Sevilla estuvo, sin duda, en el minuto 74, cuando Bacca probó suerte desde la frontal, despejó mal Fabiano y Gameiro, solo, remató fuera y mal lo que muchos veían ya dentro. El Oporto tomó aire y con los cambios pegó un nuevo empujón en el tramo final, pero Beto estaba soberbio y cuando no llegaba por fortuna el cuero, en un tiro de Quaresma desviado por el trasero de Gameiro, se estrellaba en el palo. La expulsión de Fernando al filo del descuento rebajó los ánimos locales y en el descuento prácticamente ambos equipos se tomaron un descanso, siendo conscientes que el desenlace de esta historia se poducirá en el Sánchez Pizjuán. Ésa es la mejor noticia de un partido en el que el Sevilla fue inferior, hasta que comenzó a creen en sí mismo, lo que evidencia las posibilidades de los de Unai, sobre todo en su casa, respaldados por la afición.

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