Emery alineó de inicio a Palop, Coke, Fazio, Cala, Fernando Navarro, Maduro, Javi Hervás, Jesús Navas, Rakitic, Reyes y Álvaro Negredo. La alineación me encantó. Me sorprendió muchísimo (para bien) la apuesta de Emery por Hervás, otro jugador del que yo había llegado a pensar que no se acordaría el míster.
Recurro a la web oficial una vez más para contarles lo que sucedió, ya que por motivos de peso (enfermedad grave de un familiar) no me ha sido posible esmerarme más:
Lo que parecía que iba a ser el encuentro del nunca acabar de fuera de casa, con una concesión inadmisible atrás y un denso ramillete de ocasiones desperdiciadas, después de una primera parte muy deficiente de los de Unai Emery, acabó en un empate del Sevilla, que incluso pudo ser victoria si los hispalenses hubieran mostrado más tino en los metros finales. Si bien es cierto que el Valladolid a la contra tuvo varias ocasiones magníficas para hacer el segundo, fue el Sevilla quien llevó el peso del choque en la reanudación y tuvo en sus manos el triunfo, con una mejoría muy notable en su juego. Sin duda esa reacción es lo mejor de un partido que deja un punto insuficiente, porque las diferencias con respecto a la frontera europea se mantienen y el margen se estrecha, pero punto al fin y al cabo. Y un punto nunca es malo, sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes cuando el equipo ha comenzado perdiendo fuera de casa. La mejoría es obvia, aunque sin duda no todo lo rápida que se desea.
Con muchas bajas y un once inédito -Hervás, titular formando con Maduro en el doble pivote- el Sevilla comparecía en Pucela, consciente de que por enésima vez en lo que va de campeonato el fútbol le daba una nueva oportunidad par engancharse arriba. Y como en anteriores ocasiones el equipo de Nervión dejó pasar el momento, al menos de forma parcial, porque cierto es que sumó un punto en un choque que se puso feo y que parecía discurrir por el sendero habitual de las muchas derrotas cosechadas a domicilio en lo que va de campaña. El guión casi siempre es el mismo. El partido se inicia sin dominador claro, con el Valladolid reclamando el balón y los sevillistas teniendo las mejores ocasiones. En la tibieza en la que se desarrollaba el choque, Navas y Fazio tuvieron el primero, pero el portero Jaime lucía espléndido y desbarató ambas acciones con dos excelentes intervenciones. Cuando parecía que ambos equipos firmaban las tablas al descanso, al filo del mismo llegó la jugada tonta de la tarde, con una pérdida en la divisoria, una contra rápida del Valladolid, con profundo pase de Ebert a Javi Guerra que pilló descolocada a la zaga, y gol de este último.
El partido, teniendo en cuenta los antecedentes, se ponía muy
complicado para el Sevilla. Al menos eso era lo normal pensar, pero este equipo
de Emery tiene algo más de entidad, casi siempre juega con intención y en una
situación propia para derrumbarse, dio lo mejor que tenía. En la reanudación el
Sevilla fue mucho más. Ahora sí, con Navas llevando el mayor peso del juego,
quiso ser protagonista y se lanzó a por el encuentro. Negredo, con un remate
clarísimo a pase de Navas, y el propio palaciego a servicio de Negredo, tuvieron
el empate. Emery quiso darle una vuelta de tuerca al escenario, sacando a
Alberto Moreno por Cala para ganar profundidad. Pero fue por la derecha, por
donde Coke se ha hecho fijo con justicia, por donde llegó la igualada. Una
internada del madrileño acabó en pase interceptado con la mano de Marc Valiente,
que Undiano Mallenco, a instancias de su asistente, señaló como penalti. Negredo
definió fuerte por el centro dejando el partido como al principio con media hora
por delante.
Y ahí pasó de todo. El Sevilla tuvo más y mejores momentos,
pero Ebert primero al larguero y Guerra solo en el área chica también
dispusieron del triunfo. Fue ese tramo final una especie de ruleta rusa en la
que ninguno de los dos equipos estuvo acertado. Negredo, en el 72, habilitado
por Perotti, que salió al campo en sustitución de Hervás, tuvo la más clara,
pero su remate ante Jaime se fue fuera por poco. Los de Emery pusieron más
empeño, aunque en la recta final, con Israel Puerto por Reyes lesionado como
tercer cambio, todo fue más difuso que claro. El Sevilla se fue de Pucela con la
sensación de que pudo rascar más, sobre todo porque a diferencia de otras
ocasiones no se desmoronó ante el primer golpe. Eso fue lo mejor de un encuentro
en el que, por lo demás, el Sevilla una vez más no supo ser mejor en el
marcador, que es lo único que importa.
Veamos el acta:
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