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domingo, 6 de mayo de 2012

Nervión cumplió para despedir a Kanouté con un triunfo (5-2)

De la lista de 20 que ofrecía ayer, se quedaron sin vestir De Mul y Luis Alberto.

El once por el que apostó Míchel fue el siguiente:Palop; Coke, Cala, Fazio, Fernando Navarro; Deivid, Trochowski; Navas, Rakitic, Manu y Babá.

Les dejo el resumen de la web oficial (no recuerdo bien todo lo que pasó, se lo confieso, queridos lectores):

El Sevilla puso punto y final a la temporada en el Sánchez Pizjuán con un triunfo cómodo e indiscutible. Navas dio una lección de pase, con cuatro asistencias, y Babá hizo doblete. Kanouté se despidió a lo grande con un tanto.

El Sevilla FC se ha despedido de la temporada en el Ramón Sánchez Pizjuán de la mejor forma posible. Después de la decepción del pasado miércoles, al equipo de Míchel se le exigía un partido limpio y sin complicaciones, sobre todo para que Frederic Kanouté, posiblemente el mejor jugador de la historia de la Entidad, se marchara con un triunfo digno. Todo ocurrió conforme a lo deseado, porque el partido fue un monólogo local, resolviéndose de forma holgada gracias a la exhibición de asistencias de Navas y la pegada de Babá, poniendo la guinda Kanouté, que dijo adiós a lo grande con la grandeza que destila cada uno de sus pasos. El triunfo del Sevilla tiene su mérito, porque en frente estaba un equipo que se jugaba mucho más que los locales. El Rayo, con la salvación en vilo, tenía ante sí media temporada, pero no salió con la intensidad que se podía presumir. Todo lo contrario, fue el Sevilla quien desde el principio puso la quinta hacia el arco contrario, teniendo claras ocasiones desde el comienzo, algo que ayudó mucho a rebajar el ambiente de tensión que se respiraba en el ambiente por la derrota del derbi. Trochowski, solo en el área rematando a las nubes, Babá, también solo, cruzando en exceso, y de nuevo Trochowsk,i desperdiciando un claro penalti sobre Cala, pudieron lograr el primero. Por enésima vez en la temporada, al conjunto de Míchel le fallaba la puntería, aunque al final acabó desmelenándose gracias al recital que ofreció Jesús Navas. Del palaciego vino el tanto que abrió el marcador. Navas se fue por su banda, vio un buen desmarque de Babá y se la dejó en bandeja para que el senegalés rematara a placer. El partido se ponía de dulce con la media hora cumplida y cuando parecía que la hora restante de partido iba a ser un paseo, el Rayo se encontró con un penalti que Diego Costa transformó sin piedad. El empate de Costa puso un poco de suspense al encuentro, pero fue más un espejismo que otra cosa, porque Cala al bote de un córner puso las cosas en su sitio de cabeza y en la reanudación, con Navas tomando la derecha como una veradera autopista, el Sevilla fue un vendaval que no dio opciones. Nada más arrancar tras el descanso, Navas, habilitado con maestría por Rakitic, se la puso en la cabeza a Babá, que hizo el 3-1. Poco después se marcó otra de esas jugadas que le hacen inigualable y se la ofreció en bandeja a Reyes, que había salido poco antes, haciendo el utrerano el cuarto. Salió a Kanouté y el espectáculo estaba brindado, con las gradas del Sánchez Pizjuán volcadas con el ídolo. Tal vez aprovechando ese clima de nostalgia presente, por ver cómo lo más preciado se difuminaba para siempre y cada minuto era un último suspiro para apreciar la leyenda viva, el Rayo acortó distancias gracias a Diego Costa y dibujó una tímida reacción, más un amago que otra cosa. Y fue así porque a nueve del final, otra vez Navas, se la sirvió para matar a Kanouté, quien en dos tiempos logró el quinto y definitivo tanto de la noche. El 5-2 pudo acabar incluso en un marcador más abultado, porque Babá, que completó un gran partido y repitió con el gol en su segundo partido como titular, tuvo alguna opción para convertir el hat trick. El triunfo, holgado, permitió que los últimos minutos fueran para dar gloria al genio de ébano, a ese futbolista de clase indómita y elegancia superlativa, siempre pausado en sus gestos y formas pero inapelable en la línea que separa la gloria del fracaso. En ese clima de justo reconocimiento los transistores cerraban la puerta a Europa, aunque por encima de esa suma decepción emergía la magia de Frederic Kanouté, bandera del Sevilla más glorioso, despidiéndose el malí con un honesto gracias en su camiseta. Las gradas vibraron viendo saludar a su ídolo por última vez, sintiendo todos y cada uno de los aficionados la irrefutable certeza de poder decir con honor que vieron el último partido en el Sánchez Pizjuán del mejor jugador de la historia del Sevilla FC. Merci, merci, merci... y 12 veces merci.
Veamos el acta:
(21) Reyes Calderón, Jose Antonio 55
en sustitución del jugador
(20) Manuel, Del Moral Fernandez
(12) Frederic, Kanoute 65
en sustitución del jugador
(11) Iván, Rakitic
(17) Tiberio, Guarente 82
en sustitución del jugador
(34) Rodriguez Barrera, David Omar
(30') Diawara Papa Babacar Gol
(42') Torres Ruiz, Juan Gol
(46') Diawara Papa Babacar Gol
(65') Reyes Calderón, Jose Antonio Gol
(81') Frederic, Kanoute Gol
Me quedo con esto:

Era el minuto 66 y Frederic Kanouté saltaba al campo. Nervión se venía abajo, porque todo el mundo era consciente que su emblema, el extranjero con más partidos y goles con el Sevilla FC, el goleador de las finales, el conquistador de los seis títulos… iba a jugar sus últimos minutos en la que ha sido su casa durante siete temporadas. La dimensión de Kanouté trasciende mucho más allá de las costuras de una camiseta y la figura de un futbolista y eso se palpó este sábado en el Sánchez Pizjuán. No sólo son sus éxitos, son sus formas, la manera de lograr el triunfo, su inconfundible estilo, denso en elegancia, sensato y sosegado, pero demoledor a la hora de la verdad, justo en el instante que distingue a los divinos de los comunes. Todo ello quedó demostrado esta noche con una sucesión de acontecimientos que erosionó la piel del respetable local. Kanouté salta al campo, ya con el partido encarrilado y con un gol que Babá le dedica cruzando todo el terreno de juego para abrazarle.


Los Biris despliegan una pancarta que reza un contundente Freddy, no hay palabras para describirte. Sin embargo, el propio Freddy cuestiona esta certeza. Hay palabras, claro que sí. Concretamente una, de tres letras e infinitas emociones, la más bonita del fútbol. La palabra es gol y Kanouté la pronuncia en el minuto 81, haciendo bueno el servicio de su mejor socio en todos estos años, el mismo que se la puso en Glasgow, Jesús Navas, siempre Navas… Tira la camiseta al suelo, porque su grandeza está muy por encima de las amarillas. Levanta los brazos al cielo, una vez más.Y en su camiseta interior se lee gracias. Y hasta Palop cruza el campo, de capitán a capitán, para plantarle un beso en el rostro.Y Nervión canta Gol, ésa es la palabra, ése es el término que define fielmente a la leyenda, al hombre que en siete campañas ha firmado 136 tantos dejando tras de sí un sendero de éxitos inigualable y un sello ganador que el Sevilla FC no tenía antes de su llegada. Y llega el pitido final. Todos sus compañeros acuden al centro del campo. Se suceden abrazos, besos, palabras, gestos…


Y Kanouté se va a Gol Norte, y se va a Gol Sur, y saluda a Fondo, y llega a Preferencia. Entonces resuena un emotivo “gracias por todo” desde los Biris, las gradas no cantan, las gradas rugen un agradecimiento sincero, expresando con una paradójica emoción su pesar y su orgullo por despedir en vivo y directo al héroe que sólo pudo domar la edad, porque no hay portero ni defensa que se haya librado de su talento letal. Ése fue su adiós, el adiós del más grande.



Les dejo una dirección en la que encontrarán más fotos:

http://www.marca.com/albumes/2012/05/06/mali_gigante_2012/index.html

Y otra en la que encontrarán el vídeo de la despedida:

http://www.sevillafc.es/nuevaweb/actualidad/noticias/24750
Gracias a ti, Freddy.

¡¡¡VIVA EL SEVILLA!!!

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