Ojo a esto: Que sea granadina no quiere decir que ayer tuviera el corazón dividido. Yo soy sevillista y nada más. Sólo sevillista. Quiero aclarar este tema porque varios de ustedes ya me han preguntado y no quiero que se creen confusiones.
He aquí la crónica:
Manu del Moral adelantó al Sevilla en un primer tiempo que el Granada dominó en su segunda mitad. En la reanudación el equipo tuvo el partido con múltiples oportunidades, no definió y lo pagó caro
El Sevilla se ha frenado ante dos colistas. La frase choca pero indica lo que ha ocurrido en los últimos siete días. Tras empatar en el Camp Nou con una imagen excepcional, el equipo sólo pudo lograr unas tablas in extremis ante el Racing y este lunes contra el Granada se ahogó cuando lo tenía todo a favor para lograr una victoria plácida. Sin ser una fotocopia del choque de los cántabros, el de esta noche fue un nuevo encuentro de sensaciones dispares, desarrollo voluble y desenlace cruel, porque pese a que los hispalenses erraron donde no se debe, tampoco merecieron perder de una forma tan enrevesada. Sin definición es una buena forma de definir lo que ocurrió en el Sánchez Pizjuán. Si juegas con fuego te quemas. Es uno de los tópicos más usados en los mentideros futbolísticos, pero encierra en sus seis letras una verdad como un templo. El Sevilla tuvo el partido en sus manos, se le escurrió, volvió a agarrarlo en la segunda mitad y ahí tuvo que acabar todo. Pero no, ahí no acabó, sino que empezó una pesadilla que enalteció al humillado. Porque el choque en un principio pintó para festín, abriendo la lata Manu del Moral sin que ni siquiera se hubiera cumplido el primer minuto de juego. Los 10 primeros minutos locales fueron apabullantes. El propio Manu tuvo el segundo, también Trochowski… El respetable imaginaba un paseo militar, pero no es oro todo lo que reluce. El Granada llegaba como colista, pero también como equipo de Primera. Los nazaríes, una vez se repusieron del prematuro golpe, se estiraron y tomaron el protagonismo. Sin hacer ruido y con sus virtudes, que las tienen, fueron haciéndose su sitio y la timidez la fue perdiendo cuando vio que podía hacer daño. En el minuto 30 Javi Varas tuvo que volar ante Abel. Poco después Cáceres salvó los muebles en un pase de la muerte que esperaban dos granadinos con el tanto en la mente… El partido se puso feo como el que no quiere la cosa, pero las nubes no descargaron tormenta, todavía no, y se llegó al descanso con ventaja en el marcador. En el descanso Marcelino, además de sustituir a Kanouté por Armenteros, tuvo que aplicar buen verbo, porque el equipo salió de nuevo revolucionado. Navas sacó todo lo que se guardó en el anterior periodo y con poco que se mostró el palaciego el equipo mejoró un mundo. Llegaron ocasiones claras. Manu no cazó por poco un pase desde la diestra, luego la tuvo Trochowski. Navarro, por la izquierda, también propulsó al equipo, dando un servicio dulce a Manu del Moral, que el jiennense mandó fuera por poco… El Sevilla gustaba y se gustaba, pero faltaba apuntillar y el fantasma de la tragedia, que siempre está cuando no se define, aguardaba sigiloso. La cosa clamó al cielo cuando en el minuto 63 Roberto salvó con tres intervenciones extraordinarias los intentos de Manu del Moral, Armenteros y Trochowski. La intensidad, sin duda, era la correcta, pero el Granada aguantó el tipo y volvió a estirarse cuando los locales se pararon a tomar aire. Faltó tal vez templar los ánimos, pausar la contienda y en ese toma y daca los visitantes enseñaron sus garras hasta que hicieron sangre. Uche puso el primer aviso en el minuto 69, fallando sólo de forma inconcebible en boca de gol. 10 minutos más tarde Gueijo no tuvo piedad. Ighalo la reventó al larguero y el delantero español la enganchó de cabeza para poner las tablas. El empate paralizó las emociones de Nervión. Los peores augurios cayeron en cascada. Marcelino movió el equipo, sacando a Luis Alberto por Trochowski. El equipo, a diferencia de lo que ocurrió ante el Racing, no perdió el norte. Sin lucidez, pero con determinación, buscó la victoria. Y la tuvo en una jugada bien trazada que acabó con Luis Alberto dentro del área y el primer gran balón de su vida a sus pies… pero otra vez apareció Roberto y agrandó una de las mejores noches de su vida. Parecía que era la última jugada del encuentro, pero el Granada devolvió el golpe con mayor certeza, con una centelleante contra que Mikel Rico fulminó sin piedad. Y ahí acabó todo. No sirvió el corazón encomiable de Gary Medel, el buen partido de Manu del Moral ni la media docena de buenas ocasiones que tuvo el equipo en la segunda parte. El Sevilla hizo lo que tuvo que hacer al principio, se enmendó en la reanudación y cuando mejor lo tenía se cayó solito al precipicio de la derrota por no definir lo que siempre hay que definir. El partido fue un correcalles en el segundo periodo que acabó en una ruleta rusa que sonrió a un Granada que nunca renunció a nada. El Sevilla tampoco, generó fútbol por momentos y ocasiones de forma constante, claras, muy claras... Pero la definición lo acabó derrotando.
PARTE DE ENFERMERÍA:Kanouté realizó trabajo de fisioterapia y en las próximas 24 horas se le observará su evolución y se someterá a pruebas a lo largo de este miércoles para comprobar si presenta alguna afectación en los isquiotibiales izquierdos, donde tiene molestias. Álvaro Negredo, por su parte, trabajó en el gimnasio y también tuvo sesión de fisioterapia. Diego Perotti sí estuvo en el campo con balón y evoluciona favorablemente, por lo que sigue en los plazos fijados. El alemán Trochowski ha evolucionado muy bien de su esguince de tobillo y en 24 ó 48 horas está previsto que entrene con normalidad junto a sus compañeros. Por último, Manu del Moral refiere molestias en la rodilla izquierda debido a una contusión. A final de semana también debe unirse al grupo.
PARTE DE ENFERMERÍA:Kanouté realizó trabajo de fisioterapia y en las próximas 24 horas se le observará su evolución y se someterá a pruebas a lo largo de este miércoles para comprobar si presenta alguna afectación en los isquiotibiales izquierdos, donde tiene molestias. Álvaro Negredo, por su parte, trabajó en el gimnasio y también tuvo sesión de fisioterapia. Diego Perotti sí estuvo en el campo con balón y evoluciona favorablemente, por lo que sigue en los plazos fijados. El alemán Trochowski ha evolucionado muy bien de su esguince de tobillo y en 24 ó 48 horas está previsto que entrene con normalidad junto a sus compañeros. Por último, Manu del Moral refiere molestias en la rodilla izquierda debido a una contusión. A final de semana también debe unirse al grupo.
El partido fue extraño desde el comienzo. Marcelino apostó prácticamente por el mismo dibujo del Camp Nou, aunque en esta ocasión Trochowski comenzó en la izquierda y Armenteros en la mediapunta, permutando ambos su posición continuamente. El Racing no salió tan encerrado como se esperaba, buscó balón y a los diez minutos avisó con una falta botada por Adrián. El Sevilla poco a poco se fue sacudiendo de su contrario y encontró en Campaña el conductor del juego, asociándose muy bien el canterano con Trochowski, quien se mostraba especialmente inspirado. Daba la sensación de que si algo bueno ocurría saldría de alguno de esos jugadores. Por la inercia del juego, los cántabros se replegaron y el Sevilla, sin exhibir claridad se acercó a Toño hasta que en el minuto 37 el bote de una falta medida de Campaña acabó en cabezazo inapelable de Manu del Moral.
El gol acució al Sevilla, que trazó buenos minutos de juego hasta el descanso y pudo marcar al saque de un córner con un cabezazo de Spahic que Toño sacó con una mano abajo sensacional. En la reanudación el equipo realizó sus mejores minutos. A Campaña se le veía muy fino y de hecho se disfrazó de Laudrup para regalarle un mano a mano a Manu del Moral, que Toño otra vez desbarató. La situación aparentemente estaba controlada y Marcelino puso en el campo a Negredo por Armenteros, tal vez buscando amarrar el choque. Y, lo que es el fútbol, no llevaba ni un minuto el madrileño en el campo cuando el Racing hilvanó una contra perfecta y Ariel hizo el 1-1. El gol, por inesperado, dejó por momentos grogui a los andaluces, que cuando intentaban rehacerse, otra vez en una contra, recibieron un nuevo sopapo, marcando Adrián el 1-2.
Parecía increíble, pero lo que era un choque atado se marchaba hacia el Norte como viento que lleva el diablo. La reacción de Marcelino fue inmediata. Sacó a Rakitic y Luis Alberto por Campaña y Coke. Se trataba de ganar control y temple en la medular, pero el objetivo no se logró, porque el choque en su tramo final fue una letanía de imprecisiones y pérdidas de tiempo que parecía que iban a llevar al Sevilla inevitablemente hacia la derrota. Preso de la impotencia, el equipo bombeaba balones creyendo pero sin creer hasta que en una de esas jugadas embarulladas, ya en el descuento, Rakitic agarró la redonda en la izquierda, la puso en el área y Manu del Moral brilló con su cabeza para hacer la igualada. Otra vez él.
Envalentonado por el rugir de una grada que se espoleó con el empate, el Sevilla incluso creyó en que se podía completar el milagro de la remontada, pero ya era demasiado tarde y tampoco fue capaz de atenazar las pulsaciones que se dispararon en exceso. El final del choque hizo buena aquella máxima de que cuando no se puede ganar lo mejor que se puede hacer es empatar, que al fin y al cabo es seguir sumando y mantener el invicto. Para la reflexión queda trabajar para conseguir mayor fluidez en el ataque estático y estar más vivo a la hora de evitar esas contras que en cinco minutos le pueden cambiar la cara a un partido por encarrilado que parezca. Lo mejor, sin duda, el doblete de un Manu del Moral que está demostrándo ser muy valido para ejercer arriba con el mismo derecho y resultado que Negredo y Kanouté.
Pocos podían pensar que el Sevilla iba a mirar al reloj en el ocaso del encuentro a tenor del comienzo del mismo. Los de Marcelino salieron muy hechos y no soltaron el balón en los primeros minutos. Aplicaron al partido en su comienzo los ingredientes necesarios. Mucho toque y paciencia para encontrar el hueco deseado. Trochowski, especialmente fino, evidenció que jornada a jornada crece en la medular. El alemán era el hilo conductor de un equipo que sabía muy bien lo que se hacía. En ese cuadro emergió la figura de Manu del Moral, quien advirtió al poco del arranque, rematando muy forzado un centro de Cáceres en el minuto cuatro. No habría una segunda vez. El jiennense agarró el cuero 10 minutos más tarde escorado en la izquierda, amagó con clase y cañoneó hacia la red con un verdadero obús que Juan Pablo sólo pude ver pasar directo hacia su escuadra izquierda.
Con el gol de Manu el Sevilla completó un primer cuarto de hora espléndido. Juego colectivo, perseverancia, peligro… Pero el encuentro tomó un extraño giro a los pocos minutos de adelantarse los locales, cuando Perotti cayó lesionado. El argentino se había mostrado muy incisivo y dinámico, mostrándose incluso por la derecha. El equipo acusó al principio su ausencia. Marcelino sacó a Rakitic, escorando a Trochowski a la siniestra. El croata entró sin previo calentamiento y eso se notó. El equipo bajó revoluciones y lo que era una superioridad manifiesta se transformó en un acoso, discreto, pero acoso, del Sporting. Los asturianos fueron perdiéndole el respeto a la preponderancia local. y Varas tuvo que convertirs en estrella, en primer lugar para rematar un remate colmado de veneno de Trejo que entrecortó la respiración del personal. Los últimos 15 minutos de juego del primer acto fueron un enredo y el descanso llegó en un momento ideal.
En la reanudación el Sevilla tomó de nuevo la iniciativa al encuentro, como si la segunda mitad del primer tiempo hubiera sido sólo un espejismo. Rakitic, mucho más acertado, sacó a relucir su precisión a balón parado. Primero en un córner, le dio un balón de categoría a Escudé, desviando Juan Pablo el remate del francés. Seis minutos después, en el 12, de nuevo Rakitic, esta vez de falta, la puso en el área, otro cabezazo de Escudé, en esta ocasión al larguero, y testarazo de Cáceres, cazando el rechace, a la red. El segundo gol desbordó el espectáculo en las gradas. El equipo se contagió de esa alegría. Trochowski y Rakitic comenzaron a asociarse, el Sevilla transmitía alegría y un compás muy atractivo. Pero toda la armonía se rompió con una pérdida de balón del alemán que desembocó en una rápida contra del Sporting, pase letal de Bilic, quien salió con el 2-0 en contra, y remate a placer de Barral.
El tanto de los de Gijón incomprensiblemente achicó al Sevilla. El Sporting creyó el empate y tomó la batuta. El Sevilla, por su parte, no supo aprovechar sus salidas a la contra. Armenteros salió por Manu y Fazio por Medel pero la variación de cromos no acabó con la zozobra. Preciado sacó todas sus cartas, el Sporting se lanzó se cabeza a por las tablas y las pudo haber logado perfectamente si Javi Varas no se hubiera vestido una vez más de súper héroe. Impresionante el de Pino Montano, que amargó a André Castro y sobre todo a Boitía. El central remató a quemarropa en zona caliente con plena certeza de gol y cuando se disponía a explotar de satisfacción vio como Varas, increíble, sacaba una manopla inenarrable para desviar el balón a córner. Aquella intervención zanjó la contienda, porque resultaba obvio que el meta local, en auténtico estado de gracia, no iba a tolerar sorpresas. El Sevilla se apuntó, en resumidas cuentas, un triunfo sufrido en exceso, pero como en otras ocasiones a lo largo de esta temporada, supo padecer cuando tocaba. Si bien el Sporting es el colista de la Liga, lo cierto es que los asturianos jugaron con un coraje encomiable y no fue fácil contener sus ataques desesperados por evitar una nueva derrota. Pudo más la eficacia arriba del equipo de Marcelino, que cuajó buenos momentos de fútbol pero no fue regular ni supo matar el encuentro a la contra cuando ganaba por 2-0 y el Sporting se echó arriba. Se continúan puliendo detalles, porque aún queda que pulir para que el brillo sea pleno, pero se hace en las alturas, en zona de Champions, que es lo que importa. 
