Querido Manolo:
No puedo hacer otra cosa que llorar y llorar. Me prometiste luchar hasta el final y así ha sido. Esperabas un trasplante de hígado para seguir vivo, como tú mismo me explicaste. La mala fortuna hizo que no te pudieran operar porque no estabas estable.
Hoy te nos has ido. Dejas un gran vacío entre todos los que compartimos contigo algún momento de nuestras vidas.
El toro del que me hablabas siempre te ha dado una cornada imposible de curar.
Como la que me ha dado a mí el toro al enterarme.
Gracias por todos esos momentos de risas que pasamos juntos, gracias por todos los buenos consejos que me diste, gracias por interpretar aquella TAC y decirme que el tumor que te enseñaba en ella era benigno.
No te voy a olvidar nunca, amigo. Hace unos meses anunciaste que dejabas "El Sevilla es Salud" por motivos personales. Desde entonces, lo oíamos juntos cada martes. Hoy me has dejado tirada, pillín...
Un abrazo para tu madre, tu mujer, tus hijos, tu hermana, su familia y para Chicuelo, del que tanto me hablaste.
Saluda a Agustín Embuena, Agustín Rodríguez, Giulio Guerrera y a tantos sevillistas que están en el tercer anillo.
Descansa en paz. ¡Hasta siempre!
Gracias por tu ayuda y por tu buen humor. Gracias por la amistad que brindaste a mi hermana. Descansa en paz.
ResponderEliminarVero, seguro que él ha leído ya la carta desde el cielo y ha esbozado una amplia sonrisa. Como si lo viera...
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