Emery sacó de inicio a Javi Varas, Diogo, Cala, Nico Pareja, Alberto Moreno, Rakitic, Iborra, Trochowski, Jairo,
Perotti y Bacca. Vi el partido entero, pero no pude hacer el resumen como hubiera querido por motivos de salud. Les dejo el resumen de la web oficial:
El Sevilla se impuso con mucho tesón y paciencia, que era sin duda lo
que había que tener para afrontar un partido que tuvo más tedio que
fútbol, porque el Friburgo renunció al ataque hasta verse con el
marcador en contra, muy bien cerrado y dando pocas opciones a los de
Emery, que tampoco tuvieron su día más lúcido para romper la tela de
araña tejida por los germanos. No obstante, en la gris atmósfera que se
fue generando en la tarde noche del Sánchez-Pizjuán, relució una vez
más el de siempre, el capitán, el líder de un equipo que partido a
partido vive de su genio. A media hora del final, un servicio de
tiralíneas excepcional desde la divisoria dejó solo a Carlos Bacca, que
se plantó ante Baumann, aguantó la llegada desde atrás de Diagné,
recortó hacia atrás y fue derribado. Roja y expulsión, para que luego
Perotti pusiera el resto ejecutando a la red desde los once metros. Ahí
se acabó la apatía y el partido tomó más color, con el Sevilla en
superioridad y marcando un nuevo tanto, con la merecida firma de Carlos
Bacca, después de que Jairo hiciera una jugada de escándalo.
Le preguntaron a Unai Emery en la previa del partido si tal vez no
estaba abusando en el once titular de Ivan Rakitic. Y el vasco dijo que
puede, que tal vez, pero que mientras el croata tenga gasolina hay que
contar con él. ¿Y cómo no hacerlo? Es sin duda el hombre que va un
pasito por delante del resto, el que pone el aceite cuando los partidos
se atascan. Da la sensación de que el balcánico en cada partido ensancha
más sus espaldas sobre las que se echa el peso del equipo. Desde luego
esta noche volvió a marcar la diferencia. Jugando con el capitán en el
doble pivote junto a Iborra, con Trochowski adelantado, flanqueado por
Perotti y Jairo y con Bacca en punta, el Sevilla saltó al campo
tomándoselo con calma. No había otra ante un Friburgo que puso el
autobús de forma descarada y en el primer tiempo no asomó apenas la
cabeza por el área de Varas. Al Sevilla le costaba, porque había pocos
metros, pero abría al Friburgo gracias a las subidas de los laterales,
Diogo y Alberto Moreno, ambos sensacionales y muy bien cubiertos por
Iborra. Bacca entendió pronto que había que salir del área para poder
hacer daño y arrastrar a sus marcadores. De hecho, una buena asistencia
suya desde la línea de tres cuartos pudo ser el primero, si Trochowski
hubiera estado más fino. Antes la tuvo Jairo tras una buena jugada de
Diogo, que completó un partido enorme.
No hubo mucho más peligro en una primera parte sin picante. En la
reanudación el choque discurría por el mismo camino, de modo que Emery
miró al banquillo y sacó a Marko Marin por Trochowski, con el fin de
ganar mayor ligereza ante los pocos espacios. Pero el salero en este
equipo quien lo maneja es Rakitic. Una vez más cogió escuadra y
cartabón para dibujar el camino hacia el triunfo. Dio un primer aviso,
con un pase desde magnífico que dejó solo a Diogo y que el luso no supo
transformar en asistencia letal para Bacca. A la siguiente hubo más
suerte. De nuevo Rakitic se inventó un servicio de oro, que Bacca cogió
en carrera y finalizó en penalti. Perotti certificó el gol, pero la
firma indeleble de Rakitic iba marcada en el primero de la noche.
Con el marcador a favor y uno menos el Sevilla tuvo el encuentro a su
merced. Otro sensacional pase de Rakitic acabó en vaselina de Bacca al
larguero. Al colombiano se le resistía el gol, pero el fútbol le tenía
reservado el premio, o mejor dicho su compañero Jairo. El cántabro tiene
un arranque descomunal y con el tiempo cumplido se marcó la jugada de
la noche, saliendo en carrera con un recorte antológico a Fernandes y
cabalgando hacia el área sin que nadie le parase, para servir en bandeja
de plata el segundo a Bacca, que recibía un justo premio a un completo
partido. Esa fue la puntilla para un Friburgo que sólo vino a
defender. Al Sevilla le costó, porque siempre es difícil jugar cuando te
plantan una muralla, pero tuvo la paciencia necesaria para marcar la
indiscutible diferencia que hay entre ambos equipos.
El domingo toca recibir al Almería. ¡¡¡VAMOS!!!
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